Hablar sobre el silencio es ya disolverlo, la palabra y el silencio son polos opuestos y complementarios. En el ámbito de la comunicación, se recalca la importancia de la escucha para comprender mejor las cosas o ver las cosas como son, y esto se puede dar de mejor manera por medio del silencio, de una escucha atenta.
El silencio habla, es su condición esencial. En la relación interpersonal no todo es palabra. Hay espacios para el silencio y estos espacios también tienen una semántica y una sintaxis determinada1. A veces callamos por discreción, otras por miedo, no siempre callamos desde donde es. Así que nuestro silencio, nuestros gestos, nuestras posturas dicen mucho, incluso existe un lenguaje corporal y no verbal, cerca de 93% de lo que transmitimos en una conversación es comunicación no verbal.2
Pero no solamente hay una expresión verbal, corporal y no verbal, también existe una expresión interna, que muchas veces no lo tomamos en cuenta o no se le da la debida importancia, siendo la base de todo. A menudo estamos rompiendo el silencio interno con nuestros contenidos y pensamientos, y esos contenidos también son valiosos porque dicen mucho, si los sabemos escuchar. Dice Mataji Shaktiananda:
“Tienes que empezar a amar el silencio.
El silencio a algunos inquieta.
Es como si no pudiéramos dejar de oír, de escuchar algo.
Y sabrás que lo que más ruido hace es tu mente.
Y te digo más: eso es realmente el ruido.
Casi todo lo demás son sonidos”.
El silencio y la palabra parten del interno, de un pensamiento algunas veces y otras desde el inconsciente (cuando se dice que se habló sin pensar), todo lenguaje verbal y no verbal parte de nuestro interno, cuando nos disponemos a trabajar en nuestros contenidos para disolver nuestro karma podemos empezar a escuchar con menos ruido, con menos distorción, por lo que podremos actuar con mayor claridad y consciencia.
Se ha escrito mucho sobre el silencio, tal vez porque en algún momento de la vida toda persona quisiera desconectar la mente sin lograrlo debido a que no podemos apagarla con un interruptor, la mente no para nunca, incluso el primer principio del Kybalión nos dice que todo es mente.
Es importante comprender el origen de los pensamientos, ya que esto es lo que nos genera el ruido interno, para así empezar a tener el control sobre la mente. Actualmente existe un sinnúmero de avisos en internet para poder relajar la mente, desde pranayamas y ejercicios con respiración, hasta el uso de productos naturales y elaborados para este fin. Desde fines saludables como el ejercicio hasta otros más dañinos como el alcohol o uso de drogas permitidas y prohibidas, todo tiene el fin de evadir los pensamientos, contenidos, emociones y sentimientos.
Es conocido en las escuelas de desarrollo de consciencia que una técnica que contenga pranayama, por medio de una iniciación, es capaz de trabajar estos contenidos para llegar a controlar la mente. El resto de alternativas no llegan a ser una verdadera solución, transformadora, ya que no se encuentran con el origen del pensamiento, por lo que no hay disolución, más bien eso termina generando dependencia.
Fuentes consultadas
1 https://ecat-server.grupo-sm.com/ecat_Documentos/AR28749_011585.pdf
Realmente el silencio he notado se vuelve hasta incómodo para muchos
Siento que cuando nos volvemos hacia adentro hacia nuestro Ser, las palabras y la mente pierden su lugar su importancia y ese silencio es tan placentero tan sublime se apaga ese interruptor y somos lo que somos.
Buenísimo 🤗
Así es lo he podido experimentar a través de la respiración. Practicar prácticas y practicar parece ser la solución.
Muy cierto su artículo Swami, saber darnos ese espacio de silencio interno que nuestra alma pide es un desafío inmenso para cualquier persona, sin embargo como dice nuestra amada Guruji hay que empezar a amar nuestro silencio, ese espacio sagrado que realmente deja escuchar a nuestra alma, tan valiente de haberse propiciado este divino encuentro de Amor y entrega.
Abrazos de luz, y muchas gracias por la reflexión
El silencio es de poco agrado en la sociedad, las causas están muy bien detalladas en el artículo. Mayormente los que apreciamos el silencio y lo disfrutamos, es porque nuestro interno nos lleva a él; bien sea porque somos buscadores de lo Divino o Espiritual y hemos vivido muchas experiencias donde hemos comprobado la sutileza de él.
La palabra sin fe, es igual cae al silencio.