El estudio que condujo a la decodificación del genoma humano comenzó en 1990 en los Estados Unidos, con la participación de numerosos científicos y voluntarios de diversas razas que aportaron sus muestras genéticas. El desarrollo del código genético se considera una de las grandes proezas de la ciencia de finales del siglo XX. Sin embargo, es mucho lo que aún no se sabe sobre el rol de los genes después de más de 20 años de su decodificación.
En un principio se planteó que la información contenida en ellos era inalterable y que existían códigos genéticos que no servían para nada, por lo que los bautizaron como “basura” al no poder reconocer los científicos su incapacidad para de determinar su función. Como suele suceder en la ciencia, cuando un campo de investigación pareciera no poder, o no querer resolver ciertas incógnitas, surge uno que sí las aborda.
Este es el caso del campo de investigación de la epigenética, término acuñado por el biólogo del desarrollo Conrad H. Waddington en 1942. Este busca ir más allá de la concepción tradicional establecida sobre la genética, estudiando todos los factores que llevan al desenvolvimiento del programa genético que no se pueden atribuir las modificaciones de la secuencia de ADN. Es decir, se enfoca en aquellos factores que modifican la actividad genética que no son hereditarios, como los factores ambientales, la alimentación, e incluso nuestras percepciones y creencias.
La epigenética ha resurgido en nuestros días con un nuevo enfoque donde destaca el trabajo innovador de Bruce Lipton, quien plantea que nuestro ADN no es la estructura inmutable que se creía, sino que es altamente sensible a la influencia externas incluyendo nuestros pensamientos, emociones y experiencias espirituales. Con este planteamiento, Lipton desafía el enfoque tradicional reduccionista de la ciencia que no considera las relaciones entre la mente, el cuerpo físico, las emociones y el espíritu.
En su libro, “La Biología de la Creencia”, explora cómo los pensamientos y creencias positivas pueden producir expresiones genéticas más sanas, mientras que los pensamientos negativos y el estrés pueden tener efectos desbastadores sobre estas. Este punto de vista demuestra como el control de la actividad genética es afectada por el entorno del individuo, su estado mental y emocional, reconociendo que tenemos una influencia significativa sobre nuestro destino biológico.
Lipton desafía la noción de que somos víctimas de nuestra genética, destacando que la curación, la actitud mental y las emociones del ser humano son aspectos profundamente interconectados, lo que aporta una visión holística sobre el desarrollo del ser humano. Este punto de vista nos da las claves para poder alterar positivamente nuestra condición biológica.
Cómo lograr esto efectivamente, es el punto central de otro investigador contemporáneo que complementa el aporte de Lipton. El investigador Joe Dispenza abordó el cómo la neuroplasticidad y la meditación pueden transformar la mente y el cuerpo. Dispenza ha demostrado, a través de cientos de casos de estudio, que nuestra mente tiene el poder de sanar nuestro cuerpo al reprogramar los patrones neuronales y emocionales que determinan una condición biológica o mental negativa. Sus estudios muestran que la meditación y otras prácticas espirituales pueden modificar las conexiones neuronales del cerebro, reducir el estrés, superar traumas emocionales y mejorar la salud en general.
Dispenza ha documentado numerosos casos de estudio sobre curaciones inducidas a través de la meditación y la visualización, demostrando que la mente puede influir directamente en la condición biológica del cuerpo. Su enfoque se basa en la neuroplasticidad del cerebro, por medio de la cual se pueden crear de nuevas conexiones neuronales, así como desmontar las obsoletas, las indeseables. Así podemos crear nuevas realidades internas que se manifiesten en cambios físicos externos, demostrando que nuestra conciencia puede moldear nuestra condición física.
Sin embargo, el enfoque de la epigenética de estos investigadores va más allá y crea una simbiosis entre la epigenética, la neuroplasticidad y la espiritualidad. Tanto Lipton como Dispenza destacan la importancia de una mente positiva y una conexión espiritual para lograr alcanzar un estado de salud óptimo, tanto físico como emocional y mental.
Ambos autores destacan como nuestras creencias subconscientes, a menudo desarrolladas en la infancia, pueden ser reprogramadas. Lipton propone técnicas como la terapia cognitivo-conductual y la visualización positiva. Dispenza por su parte, se enfoca en la meditación como un medio para acceder a estados de conciencia meditativos desde los cuales se puede crear nuevas conexiones neuronales, lo que va a incidir directamente en la expresión genética y la salud del cuerpo.
Esta simbiosis entre la epigenética y la espiritualidad como lo abordan Joe Dispenza y Bruce Lipton constituye un reconocimiento a al antiguo paradigma de salud holística (cuerpo-emociones-mente) que ha sido conocido desde tiempo inmemoriales por culturas aborígenes, chamanes, yoguis e incontables maestros espirituales de la humanidad que nos lo han estado trasmitiendo de múltiples formas.
En el Bhagavad Gita (Cap. 6, 6) encontramos como Sri Krishna instruye a Arjurna. «Para aquel que ha conquistado la mente, la mente es el mejor de los amigos, pero para aquel que no lo ha hecho, la mente seguirá siendo el mayor enemigo».
Fuentes consultadas
https://nlpbi.com/wp-content/uploads/2019/09/Bruce-Lipton-The-Biology-of-Belief.pdf
https://fremantlecounselling.com.au/articles/psychoneuroimmunology-epigenetics-neuroplasticity-spirituality-the-re-creation-of-health
https://www.slideshare.net/slideshow/sobrenatural-gente-corriente-haciendo-cosas-extraordinarias-joe-dispenzapdf/258088501
OM NAMAHA SHIVAYA , Buena lectura .
Quizás habría que acotar que actualmente sabemos que algunos cambios epigenéticos son heredables , sobre todo cuando los factores que la impulsan están en juego en las primeras etapas embrionarias .
Desde hace años hemos investigado en la psiconeuroinmunología , en donde se hacen presentes cambios importantes en el sistema inmunológico de los individuos vía meditaciones guiadas . Aprendimos que el estilo de vida influencia enormemente los aspectos de curación pero sin los cambios apropiados , la meditación pierde su fuerza .Ahora con los conocimientos de epigenética podemos medir mejor esos cambios que colaboran en mejoramiento de enfermedades y en general en sostener una buena salud .
Sin embargo , queda aun mucho por explorar directamente en el ADN como molécula cósmica que permite la apertura de portales dimensionales , e incluso el logro de una ascensión directa vía el retorno al UNO , en cumplimiento del plan mayor
¿¿Qué preocupa de todos estos temas relacionados con la Ciencia y la Espiritualidad ?? Si bien la información de Lipton , Braden , Dispenza es valiosa , están ya cayendo en el aspecto mercantilista , basta ver los grandes meeting que se organizan . No hay en realidad la profundización de llegar al Ser , no se vislumbran los trabajos disciplinados como los que hacemos en la Escuela para poder consolidar el justo despertar de la conciencia .
Así como en la Escuela trabajamos sobre la activación de las 12 hélices de ADN , habrá que explorar ahora el término : epigenética estelar .
Excelente este comentario. Concuerdo en un 100%. ONS!
interesante artículo, buscaré ampliar la información ya que está teoría va en contra de lo ya conocido, aunque es indudable la influencia de la mente en condiciones de salud
excelente información para confirmar científicamente lo que la Evd nos ha venido revelando en sus prácticas y enseñanzas.
Cada vez la investigación científica está acercándose a verdades supremas conocidas hace miles de años por maestros y sabios, Que la verdad salga a la Luz ONS!!
Excelente artículo!! Que gusto da saber cómo la ciencia en los últimos tiempos se está dando la mano con la espiritualidad, reconociendo la importancia de la Mente y de todos los contenidos de nuestro subconsciente, y en especial nuestra conexión con el Ser. Cosa que los Rishis conocían desde tiempos inmemoriables, sabías que prácticas como la meditación, los pranayamas, las asanas, la autobservacion eran vías para equilibrar nuestro cuerpo físico, sanar la mente y equilibrar nuestros vehículo energético.