Estábamos tentados a comenzar estas líneas con una interrogante, pero por respeto al lector, siempre conviene un mínimo de empatía en el discurso, y no hurgar de una vez con alguna incertidumbre. Ahora, la noción de que lo bueno es la consagración hacia fines materialistas, la valoración del estatus, la concreción de un ideal de consumo, el aprovechamiento de una destreza adquirida para sobrevivir, el hechizo del reconocimiento, y otras variantes de los mecanismos sociales de distracción, ahora sí, nos anima a platearnos una nada inocente pregunta, en tanto que, si lo Divino creó a la belleza para que la experimentemos, ¿soslayarla, evitarla, implica nuestra negación?
La latente y a su vez manifiesta simulación de prosperidad que genera el vicio del vivir por vivir, jamás abolirá la esencia y esplendor que habita en esa virtud, porque tener no produce belleza; ser fabrica belleza, luz. Hay un uso del término, en parte construido por el lógico juego dual con la fealdad, en parte porque su sentido ha cambiado a lo largo de la historia, el cual se ha permeado inevitablemente a todo criterio estético, incluyendo las fantasías de la subjetividad, el reacomodo del ideal artístico.
Cuando el oráculo de Delfos decía que lo más justo es lo más bello, añadía una cualidad peculiar en cuanto a la definición de justicia, sin entrar a debatir si la verdad es justa, y por lo tanto, la verdad es belleza. En este abismo conceptual hay mucho andamiaje por cruzar. Experimentar la belleza es todo un desafío, básicamente porque el patrón, o los patrones, que definen las formas de la belleza, orbitan en tantas elipses interpretativas como buenas o sospechosas intenciones broten de las mentes de quienes lanzan ese salvavidas hermenéutico.
Hay una entidad honestamente arraigada que tiene que ver con el físico, el cuerpo, la cáscara existencial, cuya validez se afianza en esa irresistible belleza donde no necesariamente habita la expresión de lo uno, porque lo que produce ella es el bien. Como lo llamaba Adi Shankaracharya, esa masa constituida por piel, carne, sangre, huesos y “otras cosas sucias, por lo cual este cuerpo jamás podrá ser esa esencia autosuficiente y eternamente pura que llamamos atman”.
Es otro orden, y diríamos que el orden absoluto. Una mente, que no piensa bellamente, no puede pensar lo verdadero, porque verdad y belleza son sinónimos en esencia. La verdad es la condición tal cual es en sí, y todas las condiciones en sí no pueden ser más que bellas. (Manly Hall).
Si reconocemos que la ignorancia (avidya) es un reino inmarcesiblemente poderoso, donde el buscador de redención se le dificulta el ascenso, y aún así, se aventura, porque es una obligación espiritual, y si la desconoce, desconoce las leyes, de modo que, en ese estado de impureza, no se puede apreciar la verdadera belleza, ese ajuste armonioso, el esplendor de la creación.
Algunas veces apreciamos cosas hermosas afuera, sentimos que lo externo es agraciado, majestuoso, pleno, y no somos capaces de captar el chispazo, la advertencia sagrada para inspeccionarnos internamente. La habilidad de discernir es bella, porque transforma, produce liberación, es el diseño que hemos marginado, una facultad inherente al ser humano, que paradójicamente lo aleja de lo humano.
En el texto Patanjali y el yoga, Mircea Eliade, hurga con sabio tacto, en esa visión de deshumanizarse: “El hombre que rechaza su propia condición y reacciona conscientemente contra ella, esforzándose por abolirla, es un sediento de lo incondicionado, de la libertad absoluta”.
¿Acaso no es esto un epifenómeno de lo bello? Esplendorosa belleza. No es arte; es el cosmos expresado.
La. Belleza si en nuestra mente está ver belleza en todo lo que vemos, observamos veremos belleza en todo lo creado por Dios por que nuestro Padre Creador es belleza.
Belleza de saber conocerse amarse
Cuando la belleza se reconoce como es, expresada de la manera más sublime en el interior de cada ser sea cuál sea su exterior no hay comparación
Somos seres únicos llenos del Ser pues somos parte del Ser
Y es aquí cuando entendemos el real concepto de belleza
Hermosa reflexión acerca de lo verdadero bello, y que bonito ver qué esa belleza que todo busca afuera está eternamente en los corazones de todos en la expresión del cosmo .
Excelente 👏
La lectura es muy buena e interesante
Este texto es un hermoso puente hacia la bellaza impalpable,gracias 🙂
Belleza el tener este portal , la escuela, los maestros y a Mataji