El contexto de vida nos ofrece múltiples rutas para desarrollarnos como seres espirituales, que, en el fondo, es lo que somos. El trayecto genuino para constatar que vamos en el derrotero ideal, es el que nos permite autoconocernos. La noción de autoconocimiento, autoconsciencia o “conocimiento de sí”, se encuentra en un terreno del sentido común, es decir que remite a un conjunto de significados. El prefijo «auto» determina una capacidad reflexiva sobre un segundo término.
Esta reflexión sobre otro término como la consciencia o el conocimiento de YO es la clave para comenzar con el análisis. “No estamos hablando de la capacidad reflexiva de cualquier objeto, nos referimos ni más ni menos que al ser humano como especie biológica y como animal social, productor de cultura, en el sentido sociológico y antropológico”[i]
“La sombra está formada por
energía psíquica reprimida
que se proyecta en el exterior”
La identidad personal está inmersa en este proceso de autoconocimiento y es una estructura que permite la interacción del hombre con su YO. Williams James en su escrito de Principios de la Psicología propone para resolver la distinción del YO y el “Mío”, que la mejor manera de tratar la dificultad es tomando al yo de una manera amplia que pueda incluir todas las esferas de acción del individuo. Esto le permitirá continuar con su aproximación de tal forma que dividirá al yo de acuerdo con sus funciones a partir de sus sentimientos por un lado y, de sus acciones de introspección y auto-preservación, por otro.
El psicólogo norteamericano sintetiza su modelo sobre el “yo” empírico de la siguiente manera: “los tres primeros aspectos, el material, social y espiritual se manifiestan de dos maneras. La primera es a través de los sentimientos de complacencia y satisfacción y la segunda clase por medio del auto-descubrimiento (selfseeking) y auto-preservación (self-preservation) al, a) Yo material , b) Yo social, c) Yo espiritual, y d)Ego puro”[ii]
Desde esta perspectiva podemos abordar la construcción del “Autoconocimiento”, como un mecanismo que permite al hombre accesar desde su experiencia a su configuración interna.
“Es pasar del victimismo a la
responsabilidad, de la subjetividad
a la objetividad que se consigue
cuando miramos las cosas desde la paz
interna que te permite ver la realidad”
Para poder ir hacia donde queremos, es necesario saber quiénes somos, en nuestras potencialidades está la fuerza para poder dirigirnos, pero nuestras pulsiones nos permiten reflexionar sobre nosotros mismos.
Podríamos establecer este camino del autoconocimiento como inagotable nunca termina ya que somos lo que hemos vivido, lo que estamos viviendo y lo que vamos a vivir, es una vía de exploración emocional que también está relacionada con la observación del otro, que funciona como un espejo de cómo me presento en la sociedad.
En este trabajo la presencia de la mente y la conciencia es indiscutible, para James: “los fenómenos mentales tienen un fin adaptativo, y no son completamente inflexibles”[iii]. Justamente. Para ello necesitamos reprogramar nuestra mente que está llena de prejuicios y falsas creencias que nos condicionan en el momento de actuar en nuestro día a día. Si la interpretación de lo que nos ha sucedido nos acarrea malestar es que actuamos movidos por la ignorancia, sin embargo, si nos deja paz interna y nos trae armonía, no cabe duda que actuamos movidos por la sabiduría. “Es pasar del victimismo a la responsabilidad, de la subjetividad a la objetividad que se consigue cuando miramos las cosas desde la paz interna que te permite ver la realidad”[iv].
Idealizamos la imagen de nosotros mismos y la reforzamos con la interacción social, pero cuando nos encontramos con aspectos que no son bonitos, los ponemos en la sombra para no traerlo a la luz: “Jung define el arquetipo sombra como el aspecto inconsciente de la personalidad caracterizado por rasgos y actitudes que el Yo Consciente no reconoce como propios. … La sombra está formada por energía psíquica reprimida que se proyecta en el exterior”[v].
“Ir más allá del condicionamiento
sociocultural y abandonar la ruta
considerada normal por la sociedad
y transitar la natural en la que nuestras
experiencias nos guían y moldean”
En este sentido, nos enfrentamos al miedo de conocernos a nosotros mismos porque nos gusta mantener esa imagen ideal, que es falsa, pero es la aceptada en mi entorno social y familiar.
En las preguntas difíciles están las respuestas que llevan a la profundidad, a la autenticidad y al sentido de nuestras acciones. Cuando estamos en el ejercicio equivocado o lejos de nuestro propósito nos enfrentamos a la infelicidad, porque estamos inmersos en acciones equivocadas y negadoras que cada vez nos alejan de nosotros mismo.
Una vez que reconectamos con nuestra esencia podemos ir más allá del condicionamiento sociocultural y abandonar la ruta considerada normal por la sociedad y transitar la natural en la que nuestras experiencias nos guían y moldean. En este punto, comprendemos que todo lo que nos sucede en la vida es justo lo que necesitamos para nuestro propio desarrollo y aprender a ser felices por nosotros mismo aceptando y amando quién somos y quién son los demás porque todos somos lo mismo.
Aprendemos a confiar en la vida y a dejar de querer cambiar la realidad para aceptarla, disfrutando de la vida, entendiendo que no es tanto donde vamos sino como vamos, llenos de amor y compasión por los que siguen luchando y sufriendo por estar identificados con su ego.
Para mostrar la sombra es necesario la confianza y superar el miedo al dolor. Somos seres en constante devenir, cambiamos con las vivencias, cuando entendemos a los otros desarrollamos compasión hacia los otros y hacia nosotros mismos, y este paso nos permite soltar, y cuando no nos aferramos empezamos a “Crecer”.
Todos los seres humanos actúan lo mejor que pueden con la información que tienen por lo que no vale de nada pretender que alguien actúe de una determinada manera si desde su conocimiento no lo hace. Si reaccionamos de una forma negativa con nuestro entorno, solo conseguimos desencadenar un conflicto interno tan innecesario como carente de sentido.
La búsqueda y el encuentro de nuestro propósito es el camino que nos lleva a la autenticidad, porque cuando lo encontramos realizamos nuestras acciones con coherencia, aunque esto implique en muchos de los casos aceptar lo que no es para poder cambiar y liberarnos desde el aprendizaje de nuestra propia experiencia.
Fuentes [i] https://www.aacademica.org/sghelerman/2.pdf [ii] https://www.aacademica.org/sghelerman/2.pdf.Pag. 25-26 [iii] http://www.psicothema.com/psicothema.asp?id=648 [iv] https://www.yogabytheseabarcelona.com/post/2016/11/10/del-autoconocimiento-al-camino-espiritual [v] https://lamenteesmaravillosa.com/arquetipo-de-la-sombra-lado-oculto/
Impresionante y muy elocuente el texto. De verdad pone a reflexionar. Llevo años buscando ese propósito, esa autenticidad, ese ser y existir desde la mayor consciencia que pueda generar. Es un sendero fascinante y creo que hay que fluir sin resisitirnos a los cambios para que podamos apreciar la belleza del recorrido.
Es un tema que me apasiona muchisimo y por lo que he emprendido el camino del autoconocimiento para superar vicios y errores que me lleven a » ser » lo que realmente soy., Me parece muy clara y explicita la forma en que abordan este rema., Que Dios los ilumine con mucha sabiduria,, Gracias.
Sin duda el autoconocimiento es la base de todo y muchas veces lo que nos lleva más allá de la llamada psicología humana, comenzamos indagando nuestro yo… y terminamos buscando eternamente al Ser, pues nos damos cuentra al final, que es el único camino. Hermoso artículo. Gracias.