“Que la prisa por hacer no nos impida ser”
Nietzsche
¿Has empezado, alguna vez, una tarea inmediatamente para terminarla lo antes posible? Esta ansiedad por empezar algo sin antes reflexionar en cuanto a su prioridad, esfuerzo y eficiencia tiene un nombre, se llama precrastinar. Muchos creemos que es un signo de eficiencia y productividad el atender los asuntos anticipadamente y es posible que esto sea un síntoma de una tendencia a precrastinar.
El extremo opuesto a precrastinar es procrastinar, que sería aplazar las tareas pendientes, aunque la segunda pareciera ser la posición equivocada, ninguna de las dos es apropiada ni beneficiosa.
En principio podemos definir la eficiencia como la capacidad para cumplir adecuadamente una función, para obtener el mejor resultado con la menor inversión posible. Sin embargo, para realizar un buen trabajo es imprescindible contar con planificación, análisis y tiempo. Un exceso de rapidez en la ejecución de una tarea fácilmente puede llevar a que la ejecución contenga errores, esté incompleta o no presente la calidad esperada.
Si actuamos inmediatamente no vamos a poder analizar cuál es la mejor opción, analizar pros y contras, y contrastar entre varias posibilidades de acción. En pocas palabras hacerlo antes no significa hacerlo mejor.
David Rosenbaum, profesor de Psicología de la Universidad de California, en Riverside, publicó un estudio en 2014 en el que acuñó el término “precrastinación”, que él define como la tendencia de cumplir con submetas a la primera oportunidad, aunque eso implique hacer un esfuerzo adicional.
“Es como ir al supermercado, llenar tu canasta con un montón de manzanas, luego, ir de un lado a otro con ellas mientras sigues de compras, a pesar de que sabes que volverás a pasar por donde se encuentran las manzanas de camino a la caja”, así lo explica en ejemplo Rosenbaum.
En un estudio similar de 2018, dirigido por Lisa Fournier, profesora de Psicología en la Universidad Estatal de Washington, se les asignó a los participantes la tarea de recoger dos cubetas de pelotas. Una se encontraba entre 2 y 4 metros de distancia frente a ellos, mientras que la otra estaba entre 2 y 3 metros más lejos. El 80 por ciento de los participantes recogió la primera cubeta y la llevó consigo todo el camino hasta la segunda, y luego trajo ambas de regreso hasta el punto de partida.
“Solemos comenzar con la tarea que puede hacerse cuanto antes”, dice Fournier. “Yo lo hago con mis listas de pendientes”.
De hecho, entre más larga sea la lista de pendientes, habrá mayores probabilidades de que se precrastine. Para aterrizar este punto, Fournier y sus coautores hicieron que algunos de los participantes aumentaran su carga mental pidiéndoles que memorizaran una lista de números que tendrían que recordar después de recoger las pelotas. El resultado: el porcentaje de precrastinadores se elevó al 90 por ciento.
Pero, ¿qué es lo que nos lleva a actuar de esta manera tan impulsiva? Una parte responde a un instinto humano desde el temor o la duda, por ejemplo, si no tomas la fruta que está colgando del árbol en este momento, es probable que más tarde ya no esté. Se te podría acabar el tiempo de terminar la tarea u olvidarte por completo de ella.
Otra razón es la meticulosidad. La investigación demuestra que las personas que precrastinan no son impulsivas, sino que suelen ser bastante racionales y están ansiosas por demostrar que son responsables. Es una manera de buscar aprobación y valoración.
Las personas que precrastinan tienen poca paciencia y tienden a la inmediatez, les cuesta tolerar la espera. Tener tareas pendientes les genera un gran estrés y una carga mental que no saben gestionar, por ello optan por “limpiar el terreno” tan pronto como les sea posible, y son personas que tienen dificultades para distinguir entre lo urgente y lo importante. Necesitan ocuparse de todo “ya”, aunque esto suponga una mala inversión de recursos y de tiempo.
Así que precrastinar es una situación que a todos nos sucede en mayor o menor medida, y poder hacernos más conscientes de esta situación nos ayudará a poder detectar patrones de nuestro ego que se reflejan en una supuesta eficiencia y en realidad ocultan ansiedad, necesidad de valoración y miedo. Redefinir el concepto de progreso y respirar antes de actuar son dos puntos claves para que podamos ejercer con mayor precisión y amor nuestras tareas diarias.
Referencias
https://belenpicadopsicologia.com/precrastinar/
https://www.nytimes.com/es/2019/04/01/espanol/cumplir-metas-presion.html
https://lamenteesmaravillosa.com/precrastinar/
Interesante concepto César, no lo conocía. Lo incorporaré!
ES VERDAD PORQ ME PASA EN OCACIONES CUANDO ME DEJO INFLUENCIAR POR OTRAS VOCES PERO CUANDO ESTOY EN ALGO QUE HACER POR MUY IMPORTANTE QUE SEA SIEMPRE DEJO UN ESPACIO DE TIEMPO PARA ANALIZAR Y MUCHAS VECES LO DSSECHO POR CREER QUE NO ES TAN INPORTANTE COMO SUPONIA
Muy bueno, gracias por tan interesante tema!
wow no sabia que existiera precastinar y hay mucho en mi familia, gracias por la valiosa informacion
Excelente, muchas gracias 🙏ONS!