Sri Sarada Devi (1853-1920), una de las santas de la India que representa a la Madre Divina, fue esposa y viuda del renombrado santo y maestro Sri Ramakrishna, maestro de Swami Vivekananda. Sarada Devi, fue vista por su esposo como una expresión de la encarnación de la Madre Divina. Él y sus discípulos la llamaban Sree Maa (Madre Sagrada). Nació en una pequeña villa llamada Jayrambati situada en una remota área de Bengala-Calcuta.
Según las antiguas usanzas y tradiciones de la India, sus padres la desposaron con Sri Ramakrishna cuando ella tenía 5 años y el 23, quien oficiaba como sacerdote en el templo de templo de Dakshineswar, cerca de Calcuta, dedicado a la Madre Divina, junto al Ganges, donde ofició durante 30 años hasta su muerte. Cuando ella cumplió 18 años, fue a Dakshineswar, en búsqueda de su esposo, donde Ramakrishna practicaba una vida monástica, llena de renuncias, austeridades, fervor y espiritualidad, recibió a Sarada Devi con afecto, sintió que la Divina Providencia la había enviado. Ella comprendió que él buscaba la completa renunciación, y que podía apoyarlo en ese proceso.
“En su época se la reconoció
como la divina Shakti de Ramakrishna
maestra por la Vedanta Society”
Ramakrishna se convirtió en su ejemplo y su norte. Sarada Devi, conoció que su vida tenía un importante propósito, enseñar y sostener lo que su esposo enseñaba. Experimentó muchas veces Samadhi, siendo cada vez más frecuente este estado de completa unión con el Ser.[i] En su época se la reconoció como la divina Shakti de Ramakrishna, maestra por la Orden de Ramakrishna y la Vedanta Society. Tras la muerte del maestro (1886), ella se convirtió en un dínamo espiritual para los miembros y discípulos de su esposo, entre los que estaba Swami Vivekananda.
Cuando ella enviudó realizó una peregrinación a varios templos y lugares sagrados del norte de la India, por ejemplo, a las ciudades de Varanasi (Vishwanath-Shiva), Ayodhya (Rama) y a Vrindavan (Krishna), es aquí en donde ella experimentó lo que se conoce como Nirvikalpa samadhi y comenzó su papel como gurú. Luego que se estableciera en Calcuta, recibió a muchos discípulos tanto hombres como mujeres, mantuvo siempre su condición maternal, según Tapasyananda, en ella se puede ver la confluencia de “esposa, monja, madre y profesora. Todo en uno”.
Sarada Devi, mostró preocupación por la educación de las niñas y las mujeres, -ejemplo de amor incondicional-, quienes la conocieron la vieron como su madre, se reconocieron a sí mismo como sus hijos, aceptados todos sin importar quiénes fueran, eso dio lugar a que tuviera muchos discípulos provenientes de diferentes lugares del mundo. Enfatizó la importancia de la educación de las mujeres. Sus discípulos recopilaron y recogieron sus enseñanzas en varias obras y libros.[ii]
“Muchísima gente
acudía a ella en busca
de consejo e iniciación.”
Enseñaba a sus discípulos a liberar la mente de sus temores y preocupaciones. Hablaba de la importancia del perdón y de una adecuada conducta. El Maestro solía realizarle Pujas como si ésta fuera Tripura Sundari, una de las formas de la Madre divina. Muchísima gente acudía a ella en busca de consejo e iniciación, y se convirtió en el centro de atracción para aquellas personas que tenían una fuerte búsqueda espiritual. Romain Rolland, al referirse a Sarada Devi, decía: “Durante toda su vida irradió sobre quienes la rodeaban el bienestar de su paz y serenidad”. [iii] Al ser Sarada Devi, asociada con la Madre Divina, con la Madre Durga, el aspecto femenino de Dios, que se proyecta en la creación, la madre del perdón la madre nutridora. Así podemos decir, que Sarada Devi, expande el profundo amor materno a sus hijos de la creación.
Fuentes consultadas i Sri Tapasyananda, (traducido por Nikhilananda Swami), 2004. Sri Sarada Devi the Holy Mother. Her Teachings and Conversations, Ramakrishna Mission. ii Ibíd. iii Romain Rolland, 1976. La vida de Ramakrishna. Ensayo sobre la mística y la acción de la India viva. Buenos Aires: Editorial Kier. Colección Horus.
Una vida consagrada a desarrollar y encontrar la conciencia universal. Una vida de austeridad, de amor infinito al prójimo