RICARDO MONTANER

EXPEDIENTES E.T | Archivos, memorias y tránsitos de Shaktima

Continúa el UpaniNews esta serie de artículos publicados en el El Nacional cuando Shaktima cumplía labores periodísticas en la fuente de Arte y Espectáculos de ese diario caraqueño.

Por Erika Tucker

Se ha movido a pulso propio, construyendo una carrera de la que familiares, amigos, conocidos y seguidores forman parte en un espectáculo humano manejado por los afectos. En Puerto Rico se pudo disfrutar del fenómeno durante una de las once funciones de «30 canciones del alma», recitales que agotaron butacas por quienes le siguen al pie cada letra y movimiento. Así mismo, brindó una conversación en medio del desvelo -no precisamente por falta de éxito- que da fe del momento que vive quien un buen día despegó sin meta fija.

Aquel día una tormenta se había hecho sentir de tal forma que los truenos retumbaban a lo largo y ancho de la isla, presa de relámpagos, dando aviso de una tempestad inevitable. Pese a eso, Montaner fue y vino un par de veces de Bellas Artes, por las dos funciones dominicales, con los mismos: «sold out”, anteriores y posteriores. En esta jornada eran sesenta las canciones a cuestas, una madrugada que empezaba a producir síntomas y la presencia del cantante dentro de una suite invadida de miradas que preguntan.

La intimidad de entonces se prestó al diálogo frente a frente, apostados en mesas estilo provenzal de las recurrentes utilerías hoteleras. Fatigado de entusiasmo, borracho de aplausos guardaba -todavía- ganas de hablar.

-¿Qué es lo primero que dirías de ti?

-Que soy un buen tipo.

-¿Y lo último?

–Que especulo con el sentimiento de la gente, que me apoyo, me agarro de allí para crecer.

-¿Debe haber algo más entre una cosa y otra?

-Que soy muy tímido. La primera vez que me le declaré a alguien ya tenía 14 años y me costó muchísimo. Afortunadamente, este trabajo que escogí me ha ayudado a ser menos vergonzoso, me daba pena todo, pero a partir de él tuve la excusa para vencer la timidez.

-¿Juegas a ser un poco niño en la escena, a tocarte el cabello recurrentemente, a hablar con trabas o eso forma parte de ti?

-Yo soy así, ahí no hay nada estudiado.

–¿Cómo te ves?

-Me veo un tipo feliz. Tengo preocupaciones como todo el mundo, pero el balance es la felicidad que tengo desde hace mucho tiempo creo que es Dios, quien me ha dado esa ñapa. Antes, cuando empezaba en esto, tenía la idea de que llegar a lo más alto era tener una canción al final de una novela, como Guillermo Dávila y, por supuesto, no es así. Hace tiempo también dejé la desesperación de querer vender más y más, uno no se puede dejar agobiar por el trabajo que se ha elegido para vivir.

-¿Aprendiste a disfrutarlo?

–Muchísimo. Me encanta subir a la tarima para hacer exclusivamente lo que me gusta, no hago nada con lo que no me sienta bien. No tengo presiones, y mira que hago mis balances diarios, aunque me sienta cansado, pero creo que tengo un buen cable a tierra y me conduce a la verticalidad de mi fe y a Marlen*, quien se encarga también de templar ese hilo para que no me vaya tan lejos como un papagayo.

*(Marlene Rodríguez Miranda, su esposa).

MOCHILERO CON SUERTE

Son 38 años los que se suspenden en los tenis de su atuendo de costumbre. Cuatro hijos repartidos en un par de matrimonios que sólo le producen sonrisas. Una carrera en curva ascendente, sin reveses ni zig-zag, ni espasmos.

«Empecé a ver ‘rara’ mi carrera desde «Yo que te amé’, fue como si hubiese sabido lo que venía. Es que fueron tantos los ‘tigres que maté’ en cuanta ‘taguara’ me contrataba. Para mí nada de esto fue fácil, porque nunca se me ocurrió ir a tocar puertas, solo lo hice una vez, no me escucharon y fue como si me cayera una puerta encima. Por eso, cuando ahora se acercan tantos cantantes y me dan sus cassettes, los escucho.

“Fui un mochilero, que se venía a la capital a gastar los realitos ganados, para ver si me salía alguna oportunidad, venía también de que gente como Agni Mogollón y Oscar Serfaty me dijeran: ‘eso no es lo que está sonando ahora, vamos a vernos dentro de dos años y hablamos’.

“Hasta que un día me tocó: en veinticuatro horas tuve un disco editado por TH (La Discoteca). Y es que después de aquello que pasó, agarré mi cinta y salí sin rumbo fijo a la calle y estando parado en un semáforo, me topé con el indio Jaime González, él ya me había editado un 45 con Escala, mi primer grupo.

“De la nada me llevó para la disquera, allí le conté del ‘palazo’ que me habían metido y no había ni escuchado doce compases cuando me selló. Cada día, se llamó ese primer disco, después vinieron las primeras presentaciones: en la elección de Chica 2001, en el 84 y fui telonero de Karina y Delia”.

Lo demás siguió -dice- cuando su pana, Alcídes Raffalli, lo recluta para el sello Rodven Discos, iniciando así un cuento que primero fue rosa y terminó color de hormiga. Públicas y notorias fueron las desavenencias con la compañía, a la que -más tarde- lo uniría otra filiación, ya no profesional, porque le tocó romper con su propio cuñado. Nexo que, para entonces, según sus palabras, le oprimía el vuelo y soltarse le costó bastantes malos ratos. Hoy en medio de una negociación millonaria con Wea/Warner le hace el pasado más lejos y menos ingrato.

EL ABUELO UN DIA

Recurrente también es Montaner con su pasado, esa historia cercana de la que todavía recuerda detalles, personajes y hechos.

-Se sabe de tus afectos y gratitudes, del grupo de músicos, del equipo de trabajo conformados por tus amigos de siempre…

-Sí, el asunto es que es muy difícil para mí encontrarles los defectos y lo que prevalece son las ganas de estar con ellos, por haber sido panas desde Maracaibo. Creo que son valores que me vienen de crianza, de mis raíces. Recuerdo el apego con mi abuelo, del desprendimiento que tuvimos cuando me vine de Argentina a los seis años. Me acuerdo de su casa, de las conversaciones, de lo que me enseñó que siento ha sido lo más importante. Por cierto ¿qué día es hoy? ¿cómo? Un día como hoy murió, tenía 99 años, y siempre iba a visitarlo a su casa en Monte Grande.

–Sé que «Viene del alma» es una canción escrita para Dios, ¿Cuál es tu contacto más cercano de fe?

-Que vivo todos los días, que estoy hablando contigo y eso no pasa por filosofías ni he conseguido otra manera de explicarlo. Desde hace cuatro años existo con una razón de vida. Desde que soy cristiano vemos la vida de otra manera, tengo muchos testimonios de fe y mi encuentro con Dios ha sido un verdadero remanso para nuestras vidas. Pese a tantos viajes somos un hogar en cualquier lugar, viajo con mis hijos y Marlen cada vez que puedo.

No ahondó demasiado, más bien evitó extenderse y solo dejó claro que su relación vertical con Dios es ahora fluida. «No he cambiado de religión ni nada parecido, sí tengo un grupo con el que me reúno. Es como cuando uno se enamora de verdad y te das cuenta que antes dijiste muchas veces ‘te amo’ sin sentirlo, y era eso, tenía una fe escolar».

-¿Cómo está tu alma y cómo sientes que está el alma del país?

-Estamos bien. Creo que se están moviendo piezas como en un rompecabezas y – aunque cuesta- se ve futuro. Hay muchos huecos por tapar, pero, ¿sabes lo que hace falta?, que cada uno se cumpla sus metas, porque creo que es incalculable lo que cada uno de nosotros podemos hacer por nosotros mismos y no esperar que los demás hagan».

Artículos publicado en el periódico El Nacional
sección Farándula el 5/08 y el 12/09 de 1996.