Por Sw. Omkarananda | Sky Colombia
Es un hecho, el virus llegó para quedarse. Ya han sido más de tres meses desde que este golpe impactó en la humanidad, y me encuentro en la necesidad de hacer un recuento de cómo ha sido mi respuesta, en qué he invertido mi tiempo y energía, qué he generado internamente, y qué nueva realidad estoy proyectando a corto plazo. Más ahora cuando no se vislumbra una circunstancia a favor en un futuro próximo, ¿A qué debería aferrarme entonces para poder continuar viviendo en una humanidad oscurecida y embelesada por el poder y la adicción al consumo? ¿Qué tanto soy partícipe de esta vorágine desatada e incontenible de ansiedad y demanda?
Mi primer atisbo de tranquilidad en medio de tanto caos lo encontré al darme cuenta que me siento bien con mi soledad. He logrado generar una armoniosa relación conmigo mismo, y puedo habitarme durante días sin cuestionarme, sabotearme o lastimarme. No sé si este hallazgo sea tan valioso como para enfrentarme al porvenir, pero al menos sé que puedo encontrar respuestas dentro de mí en vez de buscarlas afuera, donde sólo veo confusión y desmanes.

Aprovechando el aislamiento para experimentarme, descubrí una segunda ganancia al pasar los días y darme cuenta que no quería salir de casa. No necesito nada, no tengo un apego a mi familia ni a mis amigos, no tengo apego al dinero ni a las cosas materiales. Podría resumirlo como una capacidad de autogestionarme desde mis propios recursos internos, y creo que esta capacidad será una ventaja de autoprotección ante la presión de consumo exacerbada que se respira en cada esquina.
Con los días de aislamiento me enfrenté a mi más grande debilidad, la desidia. Fácilmente me disperso navegando en las redes virtuales sin un propósito concreto más que distraerme. Los días me fueron presionando al volverse más parsimoniosos sin que nada pasara dentro de mis cuatro paredes. El aislamiento me ha llevado inevitablemente a volcarme más en la virtualidad, como medio único de contacto con el exterior. El tiempo me fue acomodando en aceptar que la vida se puede seguir llevando así, todo sigue andando, incluso parece ser más fácil, con menos esfuerzo físico. Un poco triste, pero parece cierto.
¿Qué respuesta debía dar entonces? Y no podría autoengañarme en resoluciones menores, cuando ya sé que la única respuesta que debo dar es la transformación de la conciencia, la sanación interna, el autoconocimiento. Al día de hoy me encuentro medianamente satisfecho con mi trabajo interno, ciertamente soy otro, pero creo que no he aprovechado de la mejor manera la oportunidad de dedicarme más tiempo. Los mecanismos distractores se han sofisticado de tal manera, que están a centímetros de mis ojos, la virtualidad cada vez más parecida a la realidad tangible me sumerge más rápido en su aparente capacidad de alcanzarlo todo con un simple movimiento de mis dedos. Conocimiento, relaciones, objetos, diversión, todo lo que quisiera está allí. No lo puedo negar, me atrae y genera una cierta fascinación, pero sé que debo controlar el impulso para dedicarme a lo que realmente importa y sólo puedo obtener dentro de mí, el Ser.
Aún falta mucho por transitar de esta pandemia, más cuando conlleva consecuencias irreversibles en nuevas formas de vivir y coexistir. La batalla por seguir sosteniendo los principios más elevados y puros del Ser continúa, y haré hasta lo imposible por preservar lo que he logrado obtener de Verdad y Paz.
Om Namaha Shivaya
Gracias por acompañarnos en el camino se evolución.
Creo ahora que este tiempo me enseño a ver mi interior a dedicarme tiempo a lo espiritual ya que antes no me di el tiempo y estando sola en este encierro lo comprendí deseo que ahora que salga a la nueva normalidad no me haga des balancearme namaste ?
Gracias por el compromiso sincero, genuino y generoso! Fue maravilloso leer ese mensaje que resuena y reafirma mi atención en el camino de amor!