James “Jesse” Owens, atleta estadounidense, nació el 12 de septiembre de 1913 en Oakville, Alabama. Nieto de esclavos negros y último de 11 hermanos. Trabajó desde su adolescencia y estudiando la secundaria se interesó en las carreras de velocidad; el entrenador le permitía ejercitar en horario extra escolar.
En 1933 ganó tres eventos del Campeonato Nacional Interescolar y 74 carreras de 79 que corrió. Representó la Universidad de Ohio en la competencia de atletismo Big Ten (1935), donde realizó una proeza no igualada hasta 1984: en 45 minutos estableció 3 records mundiales e igualó un cuarto, ganándose el apodo de “el antílope de ébano”.
En las Olimpíadas de Berlín (1936) ganó 4 medallas de oro, un golpe frontal para Hitler que aspiraba se demostrase la controversial superioridad aria. En esta experiencia Owens entabló amistad con el atleta alemán Luz Long que lo ayudó a ganar el oro en salto largo, viajó y se hospedó a la par de los atletas blancos, Adi Dassler (Adidas) lo convenció de usar sus zapatillas y los alemanes le pedían autógrafos. En el imaginario colectivo fue el negro que derrotó a Hitler, pero le costó la vida entender lo que representó.
Regresó a EEUU por la puerta de atrás, no podía vivir ni moverse donde quería, no recibió ni una felicitación del presidente Roosevelt que aspiraba al voto sureño, fue retirado del estatus profesional y criticado por no apoyar a Black Power. “Era degradante (…) competir con un caballo, pero ¿qué podía hacer? Tenía cuatro medallas de oro, pero no podía comérmelas”.
También se ilustró, fue embajador estadounidense de buena voluntad en el tercer mundo, publicó “He cambiado” (1972), creó una empresa de relaciones públicas y ofreció discursos motivacionales. Recibió seis distinciones, dos de ellas póstumas.
Falleció en Tucson el 31 de marzo de 1980.