Los humanos se consideran seres sociales por naturaleza lo cual lleva implícita la necesidad de relacionarse con otros y vivir en comunidad. Para que estas dinámicas se den, en forma armónica, hay habilidades que el individuo desarrolla o potencia en términos de la comunicación y conexión con los demás desde un lugar empático.
A lo largo de la vida, cada persona va configurando un flujo constante de interacciones donde el tipo de vinculo define la profundidad y alcance de las relaciones que se generan – según la funcionalidad de los roles y necesidades que se atienden y satisfacen – así como la calidad de éstas según los valores y principios que guían nuestro comportamiento.
En estas dinámicas hay entonces todo tipo de experiencias entre los agentes del intercambio humano sabiendo que cada uno es una oportunidad evolutiva si se logra una comprensión más espiritual de los intercambios, así como se valora igualmente un deliberado espacio de retiro que puede considerarse por la masa un asilamiento o retraimiento de rechazo al intercambio social, sin serlo.
Por definición el aislamiento como sensación de desconexión social se considera una experiencia emocional negativa que se expresa en depresión, tristeza y sensación de insatisfacción; otorgando a la soledad una connotación de situación indeseable y por tanto que debe evitarse.
Sin embargo, filosóficamente la soledad se plantea bajo una perspectiva que replantea la visión sociológica expuesta, contrastando con una virtuosa aproximación asimilándola a un logro que se alcanza cuando el ser humano busca un espacio de realización para sí mismo.
Así lo expone Arthur Schopenhauer en la frase “La Soledad es el patrimonio de todos los espíritus excelentes”, entregándonos una comprensión y valoración positiva de esta experiencia en cuanto lo virtuoso que descubre un hombre en ese encuentro con lo esencial; que por el contrario no le ofrece ningún intercambio social con el que se busca diversión inquietando al espíritu y dispersándolo.
El lugar de renuncia al que invita esta comprensión del autor está justo requiriendo una postura interna donde se le quita fuerza al impulso instintivo de socializar para construir un mundo interior distanciado del ruido externo, alcanzando en sí mismo una modulación y moderación de vida que nos eleva a otros estadios de consciencia.
Estos referentes otorgan una suerte de sosiego para quienes buscan distancia de las formas humanas gregarias y se conceden un amoroso espacio de contacto donde se experimentan estados del Ser necesarios que permiten balancear este intercambio humano que tantas veces agota.
Que bien nos haría el proponernos un logro así, donde construir la soledad sea un entrenamiento del alma para darle cabida a un estado interior más sosegado que enriquezca los vínculos e intercambios humanos desde una perspectiva evolutiva y transformadora.
Fuentes consultadas:
https://concepto.de/relaciones-humanas/#:~:text=Las%20relaciones%20humanas%20tienen%20como,divergencias%2C%20el%20individuo%20logra%20desenvolverse.
https://revistas.ubiobio.cl/index.php/RHE/article/download/1857/1802/5715#:~:text=El%20hombre%20que%20ha%20logrado,y%20de%20su%20vac%C3%ADo%20interior.
Om Namaha Shivaya ….un escritor y poeta uruguayo escribió :»La soledad también es un homenaje al prójimo». es un retiro necesario y diario para no caer en la carcel keelegoes ….gracias Catalina…..
Maravilloso, me ha ayudado a manejar la soledad a mis 63 años que siento como la vida dispersa a mis amigos y conocidos. y mis hijos enfocados en sus vidas se alejan y no los culpo, es el orden de la vida creo yo. porque lo mismo pasó con mi madre que terminó sola sus días a pesar de haber procreado 5 hijos.