El 02 de octubre, la asamblea del premio Nobel anunció a los ganadores del campo de Fisiología y Medicina de este año. Se trata de Katalin Karikó y Drew Weissman, por “por sus descubrimientos sobre las modificaciones de las bases nucleosídicas que permitieron desarrollar vacunas eficaces de ARNm contra COVID-19” [i]. De acuerdo con la asamblea, esto revolucionó la forma de crear vacunas, permitiendo su desarrollo a una velocidad, seguridad y efectividad sin precedentes. Karikó y sus colegas describen este mecanismo en el 2005, empieza a probarse con fines terapéuticos desde el 2010, donde se reconoce su potencial para tratar múltiples afecciones como el cáncer[ii]. Entonces ¿por qué su descubrimiento llama nuestra atención en este tiempo? La respuesta puede parecer obvia, pero es más difícil de entender cuando miramos las cifras.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el SARS-CoV-2 (COVID-19) tiene una tasa de mortalidad del 0.9%, con 771.407.825 de casos confirmados y 6.972.152 muertes, desde el 30 de diciembre del 2019 hasta el presente[iii]. La mortalidad por año es asimétrica: el 2020, tomó la vida de 1.936.752 personas; el 2021, de 3.533.939, siendo este el año más letal; el 2022, de 1.244.888; y en lo que va del 2023, de 252.988.
No sería correcto hablar de un promedio anual, puesto que su letalidad ha variado drásticamente con las circunstancias globales como el acceso a tratamiento, la posibilidad de obtener vacunas y el entendimiento general de la enfermedad. De todas formas, haciendo un ejercicio demostrativo diríamos que han sido 2.238.526 personas por año (sin contar el 2023, puesto que aún no se acaba).
Resulta terrible pensar en una enfermedad que mata a millones de personas al año ¿No es cierto? Sin embargo, y esto es lo verdaderamente terrible, estas cifras son minúsculas en comparación con las estadísticas globales de muertes de los seres humanos. De acuerdo con los datos provistos por la misma OMS, la cifra total de muertes por año es de aproximadamente 55 millones de personas. De estas, aproximadamente 18.5 millones (el 33%) mueren de enfermedades cardíacas; 10 millones de cáncer (18%); 3.85 millones (el 7%) de enfermedades respiratorias crónicas, 2.5 millones (el 4.5%) por enfermedades digestivas, 2.2 millones (el 4%) por enfermedades neurológicas, 1.5 millones (el 2.7%) por diabetes y otros 3 millones por otras enfermedades no transmisibles (ENT)[iv].
Esto quiere decir que las tres cuartas partes (74%) de la humanidad mueren por enfermedades que no se contagian, y que se desarrollan producto de hábitos nocivos y malas condiciones ambientales. Apenas el 14% (7.7 millones) murió por enfermedades infecto contagiosas, un 4% murió en condiciones de parto (madres y neonatos), 5% en accidentes y desastres naturales, 1.3% de suicidios y 0.7% producto de violencia interpersonal (homicidios).
El estudio que presenta estos datos[v] recoge información desde 1990 hasta el 2019, donde se puede observar que las tendencias son más o menos estables para las causas de muerte. Sin embargo, en apenas 29 años, las muertes por enfermedades cardiovasculares pasan de 12 a 18.5 millones, y las de cáncer de 6 a 10 millones por cada año.
Una de las principales explicaciones para el aumento de ENT, las relaciona al incremento de dietas poco saludables, inactividad física, exposición al humo del tabaco o consumo nocivo de alcohol, y/o contaminación atmosférica[vi]. Se menciona además que las enfermedades no transmisibles afectan de forma desproporcionada a la población de los países de ingresos bajos y medios, donde se producen más de tres cuartas partes de las muertes por ENT en el mundo (31,4 millones).
Tras analizar todos estos datos, cabe preguntarse ¿Cuál es la real pandemia? Si tomamos el total de muertes por COVID-19, es decir, 7 millones, y lo comparamos con las muertes por ENT en el mismo período de años, es decir, 122 millones (40.7 millones por tres años), encontramos que el COVID-19 representa una fracción del 5.7%.
Esto, sin considerar que existieron muchas inconsistencias al momento de registrar la causa de muerte de los pacientes con resultados positivos para COVID-19, puesto que muchos presentaban condiciones de enfermedades pre-existentes, muchas de ellas, ENT[vii].
En definitiva, el descubrimiento de Katalin Karikó y Drew Weissman sin duda sienta un precedente en la historia de la medicina moderna, y abre posibilidades para nuevas formas de terapias para enfermedades catastróficas como el cáncer. Sin embargo, pareciera incorrecto, y hasta una medida mediática, que la asamblea del Nobel se enfoque en cómo este descubrimiento contribuyó a frenar el COVID-19, cuando las cifras de personas que mueren en condiciones de inequidad e inseguridad escalan a pasos agigantados.
Fuentes consultadas:
[i] Nobel Prize. 2023. Press release: The Nobel Prize in Physiology or Medicine 2023. [en línea] Recuperado de https://www.nobelprize.org/prizes/medicine/2023/press-release/
[ii] The Nobel Assembly. Discoveries concerning nucleoside base modifications that enabled the development of effective mRNA vaccines against COVID-19. [en línea] Recuperado de https://www.nobelprize.org/uploads/2023/10/advanced-medicinprize2023-3.pdf
[iii] WHO. Coronavirus (COVID-19) Dashboard. [en línea] Recuperado de https://covid19.who.int/
[iv] Saloni Dattani, Fiona Spooner, Hannah Ritchie and Max Roser (2023) – «Causes of Death». Published online at OurWorldInData.org. Retrieved from: https://ourworldindata.org/causes-of-death [Online Resource]
[v] Global Burden of Disease Collaborative Network. Global Burden of Disease Study 2019 (GBD 2019) Results. Seattle, United States: Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME), 2021.
[vi] WHO. Noncommunicable diseases. [en línea] Recuperado de https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/noncommunicable-diseases
[vii] Rao C. Medical certification of cause of death for COVID-19. Bull World Health Organ. 2020 May 1;98(5):298-298A. doi: 10.2471/BLT.20.257600. PMID: 32514191; PMCID: PMC7265943.
Interesante articulo, y evidencia que la mayor causa de muerte por enfermedad, tiene que ver con estilo de vida. Gracias.
No tenía ni idea de todo esto, súper interesante , muchas gracias por compartirlo.
La correcta distribución de la riqueza y el acceso a medicinas, es una problemática que acarea muchas muertes, este problema es de concientización e involucra amuchas mas personas, que deben de facilitar que mas personas tengan como mejorar su calidad de vida y por ende a mejoras en la prestación de la salud
Excelente reflexión!
Muy Bueno artigo.
Me gusta leerlos