Para Santo Tomás de Aquino, el sentido común es uno de los sentidos interiores con los que cuentan los seres humanos. Su función consistiría en unificar la información compleja proveniente de los sentidos externos (tacto, visión, audición etc.) para conformar una representación de lo percibido en la mente, así como brindar al sujeto la certeza de que está percibiendo algo (conciencia perceptiva)[1]. Dicho sentido interno sería la base de las creencias acerca de la realidad externa sobre las cuales el ser humano puede iniciar la búsqueda racional de la verdad.
Desde la escuela escocesa del sentido común, Thomas Reid propone que el sentido común de la humanidad consiste en las creencias que acompañan la captación sensorial. Estas serían inspiradas por la Divinidad y servirían para que “nos conduzcamos en los asuntos comunes de la vida en los que nuestra facultad de razonamiento nos deja a oscuras”[2]. De este modo, cualquier desviación respecto a estos juicios devendría en lo que se entiende como “absurdo” y, si esta responde a un desorden sistemático, “locura”.
La posibilidad de contar con una percepción y juicio compartido sobre los asuntos del mundo hoy se ve como una quimera. Nos encontramos en un mundo que se vanagloria por la tergiversación de los hechos y su difusión sistemática a través de medios digitales. Lo que inició como un intento de persuasión se ha convertido en directa manipulación y corte con la realidad y el buen sentido a través de las denominadas “fake news”. Así, la vida social y política ha sido secuestrada por algoritmos que crean burbujas de sentidos distorsionados -a manera de cajas de resonancia de noticias falsas y contenido banal- y fragmentan la esfera pública.
La amenaza al discernimiento sensato y equilibrado de la realidad es mayor cuando consideramos que este proceso nos afecta a niveles inconscientes. De hecho, un estudio reciente muestra que exposiciones breves (menores a 5 minutos) a noticias falsas pueden modificar el comportamiento de las personas sin que estas sean conscientes de ello[3].
Esto sería posible a través de la manipulación de actitudes implícitas y las emociones de los individuos, las cuales se encuentran desprotegidas por las medidas actuales usadas para mitigar los efectos de la desinformación.
En suma, las noticias falsas pueden exacerbar nuestras emociones e impregnarnos de actitudes irracionales, lo cual sirve de alimento a nuestro ego para crear mayor fragmentación. Dados los conocidos efectos que tienen la ira y el miedo en nuestro comportamiento ético[4], nos corresponde hacer frente a estos mecanismos de control a través de las milenarias prácticas espirituales dirigidas a aniquilar los contenidos inconscientes que mal orientan nuestro comportamiento.
En última instancia, el alcance de estados superiores de conciencia es lo que nos permitirá alcanzar la experimentación de la realidad tal cual es, a modo de conciencia pura y llena de gozo: satchitananda.
“Todo lo que exista, y por lejos que esté, es pura conciencia. Todo elemento que exista, todo lo que sea percibido y lo que es vedanta, todo ello es conciencia. Sin conciencia no hay movimiento, ni moksha, ni meta que buscar. Todo es Conciencia Pura. Se sabe que Brahma, que es la esencia indivisa y no dual, no es otra cosa que conciencia pura” – Tejobindu Upanishad, 2, 39-41[5]
Fuentes consultadas 1 Tellkamp, J. A. (1996). La teoría de la percepción de Tomás de Aquino: fuentes y doctrina. Universitas Philosophica, 13(25-26). 2 Reid, T., & Prado, J. H. (1998). La filosofía del sentido común: breve antología de textos de Thomas Reid. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco. 3 Bastick, Z. (2021). Would you notice if fake news changed your behavior? An experiment on the unconscious effects of disinformation. Computers in human behavior, 116, 106633. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0747563220303800
«El sentido común es el menos común de los sentido» es un viejo aforismo que no pierde vigencia tal como lo pone en evidencia este articulo.
En este presente de tantas mentiras, tanta desinformación, tanta virtualidad donde muchas veces te sientes agobiada, exhauta, agotada, consumida, por esa ráfaga virtual incontrolada, donde necesitas un urgente respiro y no se trata de esconder la cabeza como el avestruz, en ese punto debes recurrir al sentido común (el más escaso de los sentidos), a tu discernimiento para tratar a pesar de tu ego, de sopesar todo ese caudal y sacar la mejor conclusión.
Bel articolo aggiungerei oltre al buonsenso l ETICA,che in questi tempi non si sa più cosa sia
Si el despertar del discernimiento conciente requiere de conocimiento y practica, me pregunto ¿cual será el grado de «discernimiento» en una sociedad virtual?. Gran síntesis sobre el sentido común. Gracias Ons.
Tremenda reflexión revela claramente q vivimos en una sociedad carente de sentido común.
SI ESTAMOS DOMINADOS POR ASUNTOS EXTERNO QUE CREEMOS QUE ES LA VERDAD PERO ANTES DE REACCIONAR EN ALGÚN CUMPLIMIENTOS DE ELLOS TENEMOS QUE OBSERVARLOS TRATARLOS PARA CONOCERLOS Y DESPUÉS RESIDIR LA RESPUESTA CORRECTA PARA REACCIONAR ANTE ELLA.
Con exacta precisión describe el «sino de nuestros tiempos» expuestos a recurrentes intensiones malsanas y no solo en la política, sino en la tergiversada «realidad». Por fortuna siempre existe la opción de apegarnos a una realidad superior.
Es verdad que uno se vuelve más vulnerable cuando presta atención a todo lo que hoy se maneja como info; si bien es importante saber en que terreno se pisa, hay que hacer un acopio de esa conciencia individual para someter la info a discernimiento cabal…..tarea para la mente….usar el criterio….y por último la perspectiva que nos da una visión objetiva llevada hacia lo más trascendente posible. Gracias ONS