Por Sw Karunaananda | SKY Venezuela
En estos días de distanciamiento profiláctico las redes sociales digitales han puesto en evidencia su utilidad y también su inutilidad para el propósito del despertar del Ser. Después de pasar varios meses conectados virtualmente muchas personas a la primera oportunidad se han volcado a copar los espacios públicos, restaurantes y bares buscando sentir el contacto humano del que han sido privados y que los medios digitales no han podido sustituir. Otros que hemos estado en un resguardo consciente, en un mayor contacto con nuestra propia humanidad y sin perder la comunicación, gracias a los medios digitales, con nuestra Maestra y nuestros pares en la sangha, pareciera que estamos menos propensos a volver a las calles.
Los seres humanos somos lo que somos, desde el punto de vista cultural, espiritual, porque vivimos en comunidades, en estructuras o redes sociales que van entrelazándose desde la más básica, la familia, pasando por el barrio, la ciudad, el país, hasta abarcar, como hoy en día, todo el planeta. Sin embargo, algunos individuos cuando se despierta en ellos el anhelo de convertirse en seres cósmicos, cuando deciden dejar de ser simplemente engranajes animados del sistema y buscan trascender las limitaciones de la condición humana y alcanzar la realización del Ser, renuncian a la interacción social. Empero, hay quienes lo logran sin necesidad de aislarse de sus congéneres, agrupándose en comunidades espirituales, como en nuestro caso, alrededor de un Ser Iluminado que les muestra el camino a seguir para alcanzar la realización del Ser.
Las redes sociales son el fundamento de todas las culturas de este planeta, han existido y existirán, no son un fenómeno nuevo, lo que es nuevo son los medios digitales que utilizan y de allí su inmediatez, su penetración global. Algo que debemos tener en cuenta al abordar este tema, es que Facebook o Instagram, por nombrar las redes virtuales más conocidas, son el medio, el vehículo contemporáneo para la creación de redes sociales, como también lo son el correo electrónico o el teléfono y mejor aún, aunque pareciera que muchos lo han olvidado, el más antiguo, el contacto personal. La esencia de una red social es la comunicación efectiva entre las personas, donde cada individuo es emisor y receptor al mismo tiempo de información, emociones y sentimientos. Si esta condición no se da, lo que tenemos es una red de información unidireccional donde el emisor de la información no recibe una retroalimentación del mensaje por parte del receptor, algo así como suele suceder con un periódico o una revista.
Actualmente vivimos una distorsión programada de lo que es una red social. La sobre valoración llevada al extremo del fetichismo informático de las redes sociales online, aunado a la distorsión del concepto de amistad, ha producido una degradación de las interacciones sociales, privándolas del contacto energético entre los seres humanos, aislándonos cada día más de su esencia. Y no es que no pueda haber una interacción energética a distancia lo cual ha sido demostrado ampliamente y lo hemos experimentado en la EVD en estos meses, sino que la exacerbación del ego que inducen la escala masiva de las redes sociales digitales lo impiden.

Sin la interacción comunicacional bidireccional efectiva no es posible llamar red social a un grupo de personas que se informan de lo que hacen a través de un medio digital dejando a un lado la amistad, enajenándose mutuamente en un juego de falsas sensaciones de contacto humano, de poder y de fama, que no les permiten vivir en paz consigo mismo y les mantienen pendientes de lo que hacen los demás desviando la mirada de su autoconocimiento para no aceptarse y por ende no reconocerse y mucho menos llegar a amarse.
Hace unos días una chica hindú de 16 años con más de 10 millones de seguidores en TikTok se suicidó. Entre sus “seguidores” pareciera que no hubo una sola persona con la que pudiera contar como un amigo auténtico para expresarle sus pesares, para desnudar sus vacíos ocultos por sus miles de selfies y que le pudiera ayudar a descubrirse, a amarse y darse cuenta de lo maravilloso que la vida es.
La amistad entre los miembros de las llamadas redes sociales digitales ha sido reducida implacablemente en la inmensa mayoría de los casos a recibir un mensaje, como en Facebook, que dice que fulanito y menganita “ahora son amigos”. Para entender el alcance de este tipo de “amistad decretada” que se fundamenta en una mutua exaltación del ego, que carece del más elemental contacto energético humano. Un simple apretón de manos, habría que agregar a las definiciones de los tres tipos de amistad desarrolladas por Aristóteles una nueva que no proporciona ni utilidad, ni placer, ni bondad.
Así que las redes sociales, a fin de cuentas, pueden ser tan significativas o banales como los individuos que las integran quieran que sean. Actualmente nuestra sociedad globalizada está más inclinada hacia la superficialidad comunicacional, hacia la banalidad espiritual de la fama y el poder que hacia la trascendencia del ser humano. Y eso tampoco es algo nuevo. Lo que es nuevo es la exacerbación digital a escala masiva del lado oscuro de la condición humana y el distanciamiento a nivel colectivo cada vez mayor en las redes sociales entre el ego y el alma. Esto dificulta la disolución de aquel y la integración de esta.
Sin embargo, a pesar de los riesgos de intromisión indeseada de los “hater” de oficio, siempre será posible hacer un uso creativo de las herramientas digitales para crear redes sociales que cohesionen a quienes realmente sienten el anhelo de convertirse en seres cósmicos, de alcanzar la realización del Ser. De eso hemos tenido en estos meses una prueba irrefutable en la Escuela Valores Divinos donde, junto a ShaktiMa y el Sw Shivananda, hemos tenido horas y horas de tiempo evolutivo online que nos ha permitido reforzar nuestro tiempo evolutivo off line.
Las red sociales como la tecnología son muy importante en este mundo actual,pero el calor humano nunca debe ser remplazado por aparatos tecnológicos por qué es muy importante el contacto de una visita,un apretón de mano y un fuerte abrazo eso es ser humano