¿De cuál estrella hemos caído para venir a encontrarnos aquí?
F. Nietzsche
Juan Camilo Mantilla | SKY Colombia
Se dice que la inauguración del telescopio espacial Hubble en 1990 dio inicio a una contundente revolución en la percepción del ser humano sobre el cosmos que habitamos. Las famosas imágenes de la Montaña mística, la Nebulosa de Carina, Andrómeda y el resto de cientos y miles de galaxias, supernovas y demás fenómenos estelares que ha registrado el Hubble son la evidencia de un universo inefable, inabarcable y por demás sobrecogedor.
Telescopios como el Hubble, que no es el único en su especie, le han dado un respiro al drama humano brindando una dosis de inimaginable asombro cósmico a una raza que se cree única, aun viviendo en un universo prácticamente infinito e impensablemente vasto. No obstante, mucho antes de estos artefactos ya el ser humano imaginaba lo inconcebible y se preguntaba por su aparente insignificancia en el mundo en un sentido sideral. Tal asombro, tal dolor y tal nostalgia estelar ha sido la raíz de diversas filosofías, corrientes religiosas, espirituales, artísticas e ideológicas a lo largo de nuestra compleja historia como humanos.
Ante el inspirador y al mismo tiempo desolador panorama de un universo incognoscible, surgió en la humanidad la idea del viaje interplanetario e incluso interestelar. Además de las decenas de películas que abordan esta posibilidad, en la era moderna escritores como Julio Verne (1828 – 1905) o Ray Bradbury (1920 – 2012) desarrollaron tendencias futuristas de innovadoras tramas con tecnologías novedosas, narrativas interplanetarias, viajes insospechados por el sistema solar y demás temáticas fantásticas. La pregunta que hoy resulta importante es si estos escritores fueron ingenuos en su tiempo al plantear la posibilidad de un escape de esa naturaleza, o si más bien fueron visionarios al sembrar, por ejemplo, la idea del cohete-bala que potencialmente nos llevaría a conocer otro mundo, como hizo Verne con su obra De la tierra a la luna de 1865.

Hoy por hoy el viaje interplanetario es una realidad. Desde el controversial alunizaje de Neil Armstrong y su equipo en 1969 en plena guerra fría ha habido cada vez más intentos del ser humano por conocer, -y aún más: por colonizar otros paisajes distintos al terrestre. Más aún, en los últimos años ha sido el multimillonario Elon Musk, cabeza de empresas como SpaceX y Tesla, entre otras, quien ha puesto sobre la mesa la cuestión de una posible colonia humana en Marte, que según sus cálculos para el año 2050 ya contaría con un millón de personas. Lo que no esperaba Musk en 2002, cuando da inicio a su proyecto de colonia marciana, es que varios años después los Emiratos Árabes decidirían posicionarse como su competencia para lanzar una primera expedición teledirigida al planeta rojo en 2018, también para lograr establecer progresivamente una colonia completa en un lapso de 99 años a partir de esa fecha.
¿Es sensato y ético este impulso neocolonialista de surcar y poblar el cosmos como una forma de imaginar y construir futuro para la humanidad? ¿Qué implicaciones conllevan las motivaciones económicas y políticas que existen detrás de una iniciativa tal, que marcaría definitivamente la historia del ser humano y su rol en el universo?
Para dar respuesta cabal a estas interrogantes debemos primero tener en cuenta que, en un sentido más profundo espiritualmente, un viaje a las estrellas es realmente un retorno. Como bien lo afirmó Nietzsche en su tiempo: de las estrellas vinimos para encontrarnos aquí. Por eso es que, en un sentido consciente, metafísico, un viaje intergaláctico es sinónimo de evolución en tanto que, tras superar la gravedad que kármicamente nos ata a este planeta, lo que le espera al alma es un viaje sideral de regreso a otro estadio de conciencia en donde pueda continuar su evolución allende las limitaciones que supone la inconciencia humana. No obstante, no pareciera que esa sea la vía que plantean quienes lideran estas iniciativas neocoloniales del siglo XXI.
El viaje marciano que imaginan estos seres obedece a un escape del caos que nosotros mismos produjimos en la Tierra y que no hemos sido capaces de asumir. Ya la mera presencia actual de una debacle ecológica cuestiona gravemente la forma en que habitamos nuestro entorno natural. Siendo esto así, ¿bajo qué idea de justicia habríamos de ser tan miserables como para propagarnos por el cosmos como un virus intergaláctico, devorando planetas a su paso?
La salida en conciencia este plano no se realizará en una nave de última tecnología. La salida en conciencia de este planeta se realiza a través de los filamentos de Luz que un alma puede alcanzar a partir de sus acciones de Amor, lo cual equivaldría al estado cuántico del Samadhi, la Iluminación. Únicamente de esa forma puede existir un viaje en conciencia fuera de este planeta que nos lleve a vistas interiores más deslumbrantes y hermosas que la nebulosa de la Montaña mística captada por el Hubble. Bajo la perenne premisa de elevar nuestras bandas de conciencia y disolver nuestra propia oscuridad puede darse, de hecho, esa salida en Amor de este plano; incluso más allá de la materia, cosa que ningún aparato construido por los mejores ingenieros del mundo podría hacer.
No obstante, quizá el COVID – 19 acelere en el hombre el ímpetu de un auto-destierro inconsciente y la búsqueda de otros parajes cósmicos en donde pueda expresar su temor irresuelto como humanidad. Las personas en su hacinamiento obligatorio sentirán la necesidad impuesta de salir como enjambre a apropiarse de lo que puedan a su paso cuando eso sea posible. Y si un nuevo planeta también está en oferta, ¿por qué no?
Gran artículo! Es aterrador ver como el común de la población se cree la gran mentira de estar solos en el universo. Si no creemos la realidad del universo , mucho menos vamos a poder considerarnos fractal de este. Muchas gracias
«Disolver nuestra propia obscuridad». Esta declaración sintetiza magistralmente el trabajo que deberíamos llevar a cabo en este plano tridimensional y ¿por qué no? más allá.
GRACCIS POR COMPARTIR ESTAS REALIDADES QUE ME HACEN SENTIR COMPRENDIDA PORQUE CREO LO MISMO QUE USTEDES PLANTEAN Y NADIE SE HACE ECO DE ELLO. MIENTRAS MUEREN DE HAMBRE TANTOS EN EL PLANETA DERROCHAN TANTO DINERO PARA HABITAR OTROS SITIOS INFECTANDOLOS CON LA BAJA DENSIDAD QUE POSEEN.
Gracias por el artículo , interesante, profundo, muy bien documentado.
Sicede igual con los políticos que nos gobierna ,basta ver el estado del planeta gobernado por seres de muy baja vibración. El cambio , la iluminación , es individual y nada tiene que ver con instituciones ni política.
Estaba esperando algo de coherencia ante esta clase de temas, me pareció muy interesante porque deseaba de todo corazón que hablen sobre los viajes espaciales, eso significa que es posible disolver el karma si la gravedad del planeta es diferente al de la Tierra, o si la estrella de otro sistema solar tiene diferente número de frecuencias que la de nuestro Sol ya que poseemos 12 chakras debido a esta relación.
Cada texto, cada ilustración es extraordinaria m. Gracias por el esfuerzo de tener información diferente y de calidad .
Me encanto las animaciones y el sistema ibterplanetario y el taboo de las tapabocas de 1’0 muchas gracias
Animooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo