Émile Cioran, pensador y ensayista rumano, nació el 8 de abril de 1911 en Rasinari, de padre sacerdote ortodoxo. Vivió una infancia feliz y comenzó a padecer desde que fue a Bucarest para asistir al liceo. Estudió filosofía en la universidad local donde hizo amistad con Eugéne Ionesco y Mircea Eliade.
Estudió a Kant, Nietzsche y Schopenhauer, y su tesis fue acerca de Henri Bergson, a quien luego rechazó por no comprender la tragedia de la vida. Becado en Berlín se interesó por el nazismo, la Guardia de Hierro, el fascismo y expresó inclinación hacia el totalitarismo, todo lo cual repudió posteriormente cuando entendió que se dejó llevar por la ola sin convicción.
Vivió muy aislado excepto por las conversaciones y la correspondencia que mantenía con Ionesco, Eliade, Beckett, Michaux y Savater. Sus primeros escritos fueron en rumano, entre ellos, “En las cumbres de la desesperación” (1934) y “Lágrimas y Santos” (1936). Estudió becado en París donde se estableció definitivamente. Su primer libro en francés, “Breviario de podredumbre” (1949), recibió el Premio Rivarol 1950.
Pensador nihilista, sus ensayos se publicaron en más de 20 libros cuyos textos son apreciados por el lirismo y el agradable uso del francés. Es característico el empleo de aforismos y paradojas que expresan plena y explícitamente sus tormentos acerca de la muerte, la naturaleza maligna del Hombre, el sufrimiento y la fe que no consuela. Sublimó la amargura y criticó la norma, las religiones y el dogmatismo.
No se consideró filósofo ni escritor, renunció a su nacionalidad, se declaró apátrida, y se sintió próximo a las tradiciones hindú y budista por ser las únicas que comprenden el concepto de vacío.
Reputado como uno de los pensadores más creativos, provocadores y originales del siglo XX.
Falleció en París el 20 de junio de 1995.