Sw Vimalananda | SKY Venezuela
La capacidad de entendimiento e intuición del ser humano ha sido aminorada por los tiempos vividos, por las acciones realizadas, por los controles a los que este ha sido sometido. Aunque para algunos es evidente, hay quien le cuesta entender aún la experiencia por la que atraviesa la humanidad en este momento.
Más allá de un virus, que pertenece a una familia cuya nomenclatura comienza con la palabra corona, este virus último ha sido el más invisiblemente agresivo que hemos conocido hasta ahora, tanto así que una gran parte de la población del planeta no está atenta de saber los efectos más profundos dentro del sistema humano.
El calificativo para esta familia de virus está tan tergiversado como la palabra en sí que los define. Se podría decir que es parte de la inversión de los valores que en algún momento describieron al ser humano. La nobleza pasó de ser una virtud que define a quien ejerce una real majestad (que respeta, es honesto, justo y lleno de bondad, digno de admiración y gran estima), a ser un título otorgado por un ser que se dice gobernado por sí mismo y gobernar a otros pero, que en realidad, obedece a controles que van más allá del entendimiento común.

Y dentro de este control, se nos ha llevado a vivir y convivir con un objeto que tiempo atrás era solo un implemento quirúrgico que servía, básicamente, para no contaminar la herida del paciente operado, con bacterias que pudiesen provenir de la nariz o la boca del mismo cirujano.
Según información ya registrada, este instrumento se introduce aproximadamente en 1890, cuando el polaco Johannes von Mikulicz-Radecki, un famoso cirujano de la Universidad de Breslavia, quien estaba muy enfocado en los antisépticos, propulsó la utilización de guantes de seda estériles y luego introdujo los de goma, con estricta desinfección con alcohol, así como la máscara quirúrgica con capa de gasa. Ya después, con el aporte de otros especialistas, se dieron cuenta de que el instrumento podía ser más eficaz si se le colocaban otras capas de gasa. Así fue evolucionando este esencial instrumento de labores médicas.
Hoy día, casi irónicamente, esta simple pieza forma parte de una necesidad básica de supervivencia, creada a partir de esta pandemia, que más allá del temor a contraer el virus, podríamos decir que simboliza un mayor ocultamiento y división dentro de la especie humana, una herramienta que también ha torcido su origen, dentro de lo que como co-creadores hemos generado. Y no, esta vez no es una película de ciencia-ficción, son juegos de virtualidades que ya toca descifrar, ya no hay cabida a una evasión más.
Este objeto representa la instalación de una “nueva realidad” impuesta, valga decir, que establece un nuevo tipo de convivencia e interacción, que incluso y como todo lo que nos proyecta, determina nuestro nivel de consciencia y, a su vez, determina la implantación de nuevos modelos de dominación que la tecnología contiene. ¿Dejará de ser esencial este instrumento? ¿Volverá el hombre a la interacción que lo ha caracterizado desde tiempos ancestrales, cuando se reunía alrededor del fuego? ¿Se sujetará irremediablemente a estos nuevos modos de ocultamiento para verse aún menos?
Quizás esta especie de mini burka, a la que nos hemos sometido, será la prueba en nuestra contra del abuso de quienes nos controlan. Se dice que, según la ley musulmana, una mujer debe ocultar su belleza porque podría excitar a los hombres, y de no usarla y ser abusada, es culpable y castigada por provocarlos.
Lo que nos parecía tan lejano en otros tiempos, ya no lo es tanto.
Bueno, sin ir muy lejos en nuestra sociedad latinoamericana, a una mujer (casi) siempre se le castiga por actitudes indecorosas de los varones, cuando por ejemplo, viste prendas muy cortas.
Más allá de eso, interesante forma de proponer el tema de la mascarilla, que hoy es un elemento indispensable para ir a todo lugar.
Realmente, para mi muy interesante todo el conocimiento que expresan en cada uno de los comentarios que publican para y como beneficio de todo el que así lo reciba. Sin embargo es mi opinión que todo pasa por aceptar a cada situación de acuerdo al entendimiento que con sabiduría del conocimiento que reciba tenga bien hacer. Todo lo que ocurre actualmente no escapa de la fabricación que cada uno a hecho para concebir el mundo en que vivimos, haya sido por acción u omisión; pero, da igual es producto de la mente humana que por desconocimiento, codicia, avaricia, lujuria, acciona para obtener resultados individualistas y no en función de un beneficio que conlleve a una ganancia donde incluidos todos ninguno sienta que ha perdido y si no sienta que ha contribuido a resultados gratificantes que le permitan comprender que cuando se da, se trabaja o se entrega desde una conciencia unificada con el Todo y con todos no hay pérdida posible sino una ganancia total y esto es válido en cualquier campo en que nos relacionemos económico, científico, social, etc.,. Ojalá se pudiera elevar la conciencia del ser al nivel en que todos viviéramos en la verdad de que todo es posible si tomamos decisiones de cualquier índole pensando que todos merecemos un mundo mejor porque lo que es bueno para mí también lo es para todos sin distingo de razas, credos o nacionalidades sino conscientes de ello que el mundo al que venimos para ser felices lo podemos reconstruir de otra manera y así ver el resultado que todos queremos compartir, así como lo hacemos con el sol que nos alumbra, el aire que respiramos y la tierra que pisamos sin pensar en buenos ni malos sino pues todos somos merecedores. Tal vez, porque no sabemos, si todo lo que actualmente vivimos es para buena o mala suerte seguimos buscando a los responsables donde no están y nos negamos a reconocernos como únicos responsables, incluidos todos, del desastre planetario que estamos viviendo y digo antes “ no sabemos si es para bien o para mal” porque si recociéramos el bien que habrá de llegar con todo lo que está ocurriendo ya alguien se habría indilgado la gloria desde un egoísmo nato y en desmedro de todos y volveríamos como al principio porque sin toma de conciencia ni mentalidad no hay cambios ni planeta que lo aguante.
Su artículo me llamó la atención. No sabe cuantas preguntas me he hecho desde que en marzo apareció este virus y las consecuencias que se han presentado producto de el.
Estudié Sociología y ejerzo como facilitadora de procesos humanos en empresas. Algo que me ha preocupado es la separación que cada día, producto de diversas variables, se presenta en el ser humano. Ahora con este tapa boca pareciera que el dictamen es: cada día más lejos de los tuyos, de tus amigos y más aún de los que no conoces. Lejanía que inicia físicamente y se convierte en verdadera separación.
Me pregunto: ¿Tendremos claro, al menos un % de personas, para que esta fulana pandemia llegó a nuestras vidas? ¿Será solo para ponernos tapabocas de colores y muñequitos y convertirlo en moda? Se y estoy segura que no.
Gracias por tan buen comentario, me alegra saber que hay mucha gente en el mundo que está despertando y continúa despertando para no permitir que un grupo minúsculo domine nuestras mentes. Agradecida