Vincenzo Bellini, compositor italiano, nació en Catania, Reino de Sicilia, el 3 de noviembre de 1801. Recibió sus primeras lecciones de música de su abuelo y su padre, y siendo precoz produjo su primera composición a los seis años. Con una beca del duque de San Martino estudió en el San Sebastián de Nápoles, aprendiendo composición, armonía y contrapunto.
Compuso sinfonías, obras instrumentales, música sacra, canciones, pero sus óperas fueron las que le dieron fama y reconocimiento. Junto a Rossini y Donizetti, es alto representante del bel canto, expresión lírica que requiere precisión y agilidad vocal; sin embargo supera a ambos colegas al lograr fundir el drama teatral con sus largas melodías, la descripción del personaje y su acción en perfecto equilibrio con el bel canto. Buscó minimizar las diferencias entre aria y recitación, impregnando a esta de un carácter cantabile. Mientras estudiaba escribió su primera ópera, “Adelson e Salvini” (1825), plena de dulzura, misterio, contrariedades amorosas y melancolía; fue presentada en el mismo conservatorio y llamó la atención del director de los teatros de Nápoles y La Scala quien luego le encargó varias obras. Óperas posteriores como “Los Capuletos y los Montescos” y “La extranjera”, llevaban el mismo sello.
Entre 1827 y 1831 escribió seis óperas, de las cuales “Norma” (1931) es considerada la mejor ópera de la primera mitad del siglo XIX. En ella destaca la gloriosa aria Casta Diva, que fue cantada por María Callas y la convirtió en la interpretación más famosa del siglo, la que rescató el bel canto más puro.
Bellini ya era reconocido internacionalmente cuando falleció el 23 de septiembre de 1835, en Francia.