Tamara Rosalia Gurwik-Górska, pintora polaca, nació en Varsovia el 16 de mayo de 1898 (según varios biógrafos), en una familia acomodada de origen judío. Estudió en un internado suizo y a los 13 años viajó a Italia con su abuela, donde se impregnó del estilo manierista visible en su obra.
A los 14 años se muda a San Petersburgo, a los 18 se casa con Tadeusz Lempicki y lleva una vida de lujos entre la alta sociedad rusa, interrumpida por la revolución bolchevique (1917). Tras liberar a su esposo se establecen en París y estudia pintura con M. Denis y A. Llhote. Éste la influyó profundamente respecto al concepto de la pintura como arte decorativo y al cubismo con un sentido naturalista.
Comenzó a exhibir su trabajo en 1922 y el éxito llegó con la Exposición de Artes Decorativas e Industriales Modernas 1925, luego Art Déco. Abordó el retrato, incorporó la iluminación dramática y las figuras femeninas sensuales, glamorosas, poderosas. Alcanzó gran éxito comercial y recibió numerosos encargos, recuperó su vida festiva a la par de una prolífica producción, pero también se hizo un nombre. Algunas de sus obras más destacadas son: “El beso”, “La bella Rafaela” y “Autorretrato en un Bugatti verde”.
Desde 1939 vivió en los EEUU con su segundo esposo, el barón Raoul Kuffner, y donde se la conoció como “la baronesa del pincel”. Durante la II Guerra Mundial se retiró y pintó naturalezas muertas. Posteriormente hizo esfuerzos por incorporarse a las nuevas tendencias artísticas, sin lograrlo y se desvaneció junto al Art Déco. Enviudó, vivió con su hija en Houston y pasó sus últimos años en Cuernavaca, México.
Su obra resucitó póstumamente con varias retrospectivas y sus cuadros se han vendido en millones de dólares.
Falleció en Cuernavaca el 18 de marzo de 1980.
Fotografía: Autorretrato en un Bugatti verde.