Marie Taglioni, bailarina ítalo sueca, nació el 23 de abril de 1804 en Estocolmo, hija del bailarín y coreógrafo Filippo Taglioni y de la actriz y bailarina Sophie Karsten. Asistió a clases de ballet desde muy pequeña y luego su padre la terminó de formar con un entrenamiento duro e inflexible.
En 1822 debutó en la coreografía paterna “La recepción de una joven ninfa a la vuelta de Terpsícore”, con Fanny Ellsler, su futura rival, y en 1827 debutó en la Ópera de París, donde se presentó durante diez 10 años. Su salto a la fama se produjo en 1832 protagonizando “La Sílfide”, nueva coreografía del Sr. Taglioni que alcanzó gran éxito.
En “La Sílfide” Marie bailó por primera vez en puntas, estrenó el vaporoso atuendo de corpiño y falda acampanada de tul blanco (tutú), otorgándole al personaje asombrosos rasgos etéricos que constrastaban vivamente con la tosquedad del coprotagonista, el campesino escocés.
Bailó en los prestigiosos escenarios europeos, llegó a la cúspide en San Petersburgo (1837-1842) e Italia (1841-1846) donde la calificaron como “la reina de la danza”. Otra de sus más famosas actuaciones fue “Pas de Quatre” (1845), liderizando el cuarteto de bailarinas, de Jules Perrot para la Reina Victoria.
En 1847 se retiró un tiempo en Italia, luego trabajó como inspectora de danza en la Ópera de París donde estableció nuevos estándares profesionales, creó “Le Papillon” (1860), su única coreografía, y en 1870 se mudó a Londres donde impartió clases.
Su legado fue el paso del ballet clásico al ballet romántico introduciendo una danza delicada, vaporosa y elegante, ejecutada con excelencia, el baile en punta, un nuevo atuendo, los brazos arriba enmarcando el rostro y poses frágiles y equilibradas como el arabesco, que el ballet actual conserva.
Falleció el 24 de abril de 1884 en Marsella.