Lorenzo de Médici, banquero, estadista, poeta y mecenas del Renacimiento italiano, nació el 1 de enero de 1449 en Florencia, tercero en el linaje de los Médici, gobernantes oligárquicos de la républica florentina. Creció rodeado de cultura y esplendor gracias a la fortuna familiar amasada por el abuelo banquero. Recibió una educación humanística típica renacentista: los clásicos, retórica, dialéctica, filosofía e historia.
Tras la muerte de su padre Pedro, se vio obligado a asumir el gobierno con 20 años, el cual regentó con su hermano Giuliano (1469-1478) y en solitario hasta su muerte. Los Médici eran respetados pero también odiados y fueron objeto de múltiples conspiraciones. El segundo complot preparado por sus archirrivales, los Pazzi, fue en alianza con la Santa Sede y se ejecutó el domingo de Pascua (1478) en la catedral donde Giuliano Médici murió apuñalado, y se salvó Lorenzo. Los autores materiales fueron linchados por el pueblo y los intelectuales colgados en público.
Se casó con una noble romana, uno de sus hijos lo sucedió y otros dos fueron León X y Clemente VII. Tuvo buenas relaciones con el pueblo, fue un destacado poeta y su mecenazgo hizo de Florencia la capital del arte renacentista y centro de difusión en Europa, por ello le llamaron el Magnífico. Tuvo entre sus protegidos a Boticelli, Da Vinci y Miguel Ángel, entre otros.
Los ingentes gastos y la ausencia de habilidades financieras mermaron la fortuna familiar, teniendo que cerrar tres sucursales bancarias en Europa. No obstante, sus formas diplomáticas lograron la paz con el reino de Nápoles que apoyó a Roma durante tres años de asedio a Florencia, tras las medidas tomadas por Médici después del atentado. Por ello lo llamaron el Sabio.
Desgastado el respeto debido a las prédicas del fraile Savonarola, falleció el 8 de abril de 1492 en Careggia.