Ginebra, 11 de Marzo de 2020. El Director General de la OMS declara el estado de pandemia con las siguientes palabras: “…pandemia no es una palabra que deba usarse o tomarse a la ligera o descuidadamente. Es una palabra que, si se usa incorrectamente, puede causar un miedo irrazonable o una aceptación injustificada de que la lucha ha terminado, lo que lleva a un sufrimiento y muerte innecesarios.”
Un año después, hemos podido ver cómo las distintas actitudes en los países han tenido sus consecuencias. Comportamientos muy diversos que tienen que ver con las políticas gubernamentales de cada país y la conciencia ciudadana. Y es que, en una población mundial manejada por el inconsciente, la única vacuna posible es la elevación de la conciencia.
Las redes sociales se plagaron de panaceas cura miedo. De repente la gente empezó a buscar respuestas a preguntas que nunca se habían hecho. El colapso de la rutina y la paralización del mundo, permitieron un respiro; y en ese respiro se aspiraba a la calma.
Muchísima gente se volcó a la distracción. Los distractores capitalizaron la atención. Las suscripciones de Netflix se exponenciaron. A falta de discotecas y clubes nocturnos la gente se contoneaba en Tik Tok.
Del escaso porcentaje que se hacía preguntas y buscaba respuesta, muchos cayeron en las ligeras redes de la espiritualidad rosa. La que seduce con frasecitas sacadas de los bestsellers de autoayuda. Que prometen un salto cuántico colectivo o un despertar de conciencia planetario.
Quienes valientemente se atrevieron a decir la verdad revelada, debieron soportar el escarnio público del escaso o nulo entendimiento. Al punto de decidir bajar de las redes la ofrenda. El que estuvo escuchó y el que entendió, entendió…
Cerradas las fronteras y aeropuertos. El viaje es hacia dentro. Sin cines ni conciertos, los sentidos hacia dentro. La meditación como viaje: “Viaje al centro de la mente”.
En el siglo V de nuestra era, un renunciante de Tamil Nadu llamado Bodhidharma, siguiendo la guía de su Maestro se embarcó en un viaje a China. El budismo de la época se encontraba inmerso en el estudio de los Sutras y Shastras. Poca gente se dedicaba a la meditación de manera profunda. Buscando a los meditadores de la China, Bodhidharma llegó a los recién construidos monasterios de los monjes Shaolínes.
Allí encontró que los monjes estaban muy debilitados por la meditación y el ayuno, y decidió enseñarles algunas técnicas del arte marcial de su India natal, llamado: Kalaripayattu. Fue así como nació el Kung Fu. Bodhidharma se retiró a una cueva cercana y allí meditó ininterrumpidamente durante nueve años. Su método fue conocido como “la contemplación del muro”, ya que se sentó de cara a la pared de su cueva. Aun hoy en día es utilizada esta técnica en algunas ramas del Budismo. La palabra ZEN, es una derivación de la palabra CHAN que a su vez deriva de DHYAN, que quiere decir en Sanscrito; Meditación.
¿Qué es meditar?
“Entregarse sin remordimientos es la más elevada ofrenda. Trascender movimiento y quietud es la más sublime meditación.” Así define el Zen a la meditación.
A diferencia de lo que comúnmente se cree, meditar no es dejar la mente en blanco. Es dejar que la mente sea, fluya libre… Sin reparar en sus contenidos; que no son más que proyecciones del subconsciente. Teñidos de karma. Purificar los contenidos de la mente, volverla cristalina. Permitirle decantarse como un estanque de agua quieto. La clave es la quietud a través del respiro.
¿Cómo meditar?
Existen diferentes técnicas de meditación. Se puede meditar bajo la guía de un Ser Realizado. Aquel que domina la mente y alcanzó un estado superior a la supraconciencia. En palabras de Bodhidharma: “Conocer la naturaleza de la mente, eso es supraconciencia”. Se puede también meditar en el OM. Utilizar un audio donde se recite el OM de manera apropiada o recitar uno mismo el OM. La sílaba sagrada OM, es el sonido primordial del universo y el gran reconector de nuestra alma. Quien medita diariamente en OM, consigue conectarse con su ser superior.
También se puede meditar utilizando una frecuencia Solfeggio que ayude a modular nuestra mente y la acompañé hasta la quietud. Utilizar auriculares es una buena forma de evitar las distracciones de los sonidos externos. Recordemos que la meditación es un viaje hacia el interno, donde los sentidos se llevan hacia adentro, término conocido como Pratyahara. El paso previo a la meditación es Dharana, que significa concentración. Es fijar la atención en la respiración y la guía sobre la cual se esté meditando. Tanto Pratyahara como Dharana son dos de las ocho ramas del Ashtanga Yoga del Rishi Patanjalí. Por si se quiere profundizar más en el arte de la meditación.
¿Para qué entonces meditar?
El fin último de la meditación es el Samadhi, que quiere decir iluminación. Pero en ese largo viaje hasta el Samadhi, el meditador va observándose, autoconociéndose, aceptándose, perdonándose y amándose, cada vez más. Restándole al temor. Haciéndose más valiente. Enfrentando la adversidad de manera más ecuánime. Transitando la vida con más temple y discernimiento. Siendo más obediente a su Ser y a su Maestro, si lo tiene. Ya no a merced de las mareas del inconsciente colectivo ni a los arrebatos de su propia inconciencia e inconsistencia.
Fuente consultada: https://www.nodualidad.info/maestros/bodhidharma.html https://www.ashtangayoga.info/philosophy/source-texts-and-sanskrit/yoga-sutra/
Excelente Artículo sobre la Meditación y aún más si es guiada por Sakti Ananda.
Una Luz de puro conocimiento.
Muchas Gracias.
Me siento sorprendida y también agradecida a tanta coincidencia con mis sentires profundos..He conocido maestros ..viajes a India en otro tiempo.y recién ahora comprendo y hago mios..vuestro mensaje.Gracias namaste.
Gracias.Nos puede ilustrar sobre la meditación activa ?
Namasté