Sw. Suryananda | SKY Uruguay
El mundo en que vivimos
Confusión y caos en la sociedad humana. Enorme concentración de dinero y recursos en pocas manos, situación que se acentúa cada vez más. Depredación sistemática, irresponsable e impune de la naturaleza, así como asesinatos de centenares de miles de especies animales y vegetales. La desertificación de enormes zonas que también significa un exterminio de toda vida posible.
Como si fuera poco, ahora sale a luz la existencia de túneles-prisión en Nueva York y en otras ciudades del mundo. Se encuentran en ellos muchos niños encerrados a disposición de una élite que los sometía a todo tipo de abusos, incluso violación, tortura y muerte en rituales satánicos.
Mientras tanto una parte de la humanidad lleva adelante un plan, el proyecto Artemisa que ya está en marcha, para habitar una parte de la Luna en un primer momento y luego llegar a Marte.
Se trata de una inversión enorme de recursos de todo tipo. Participan varios países y grandes empresas privadas. Tan solo la Nasa, para el año 2019 solicitó al senado de los Estados Unidos 16.000 millones de dólares que en definitiva aportan los mismos habitantes de ese país.
Ante esta situación intentaremos compartir algunas preguntas e ideas invitando a la reflexión para luego sugerir alguna acción consciente acorde a las enseñanzas de nuestra escuela.
Algunas preguntas y reflexiones
Ante este proyecto Artemisa, ¿el beneficio de semejante empresa será para todos? Cuándo pensamos en “todos” ¿involucramos nuestros hermanos los animales, vegetales e incluso al planeta como ser vivo y consciente?
¿Acaso se está construyendo una vía de escape tan solo para una ínfima minoría sumamente poderosa que quiere asegurar su “salvación” ante la probable catástrofe de la que justamente son los mayores responsables?
¿Se trata de abandonar la Tierra? ¿No sería considerar también a nuestro planeta como desechable? Así se haría a gran escala lo que muchas empresas están haciendo con sus plantaciones intensivas, exprimiendo el terreno para extraer la máxima ganancia económica a corto plazo, y abandonar luego el desierto estéril que se acaba de crear.
En otras circunstancias el proyecto Artemisa podría ser valioso. Pero eso supondría previamente una correcta habitación de la Tierra, antes de dejarla atrás. Nadie debería irse sin hacer su tarea. Muy pocos se preguntan cuál es el propósito de habitar este planeta. Y muchos menos trabajan para realizarlo.
Tampoco se trata de ir por ayuda en búsqueda de seres más evolucionados. Parece más bien que se trata de darle la espalda al planeta. ¿Acaso es más fácil abandonarlo que hacerse responsable e intentar enmendar lo realizado?
¿Alguien piensa encontrar “salvación” abandonando el planeta? ¿No será más bien que iremos a contaminar otros espacios con nuestros “virus”? Los más destructivos son los virus inmateriales, como por ejemplo el egoísmo, la avaricia, el miedo, la falsedad, el irrespeto a la vida, el olvido, etc…
¿Surge del amor este proyecto? ¿Puede producir auténtica alegría?
Una invitación a la acción
Ver algunas veces nuestro entorno como si fuera la primera vez. Otras, como si fuera la última vez. Estar muy atento a los sentimientos que surgen. Decidir cultivar en uno mismo los sentimientos más elevados hacia nuestra Tierra y los seres que la habitan, esos sentimientos que deseamos aniden en nuestro corazón y en el de los miembros de nuestra especie. Especialmente el amor y la gratitud.
Lo principal: cumplir la tarea por la cual hemos venido a este plano. O sea, crecer en amor para ajustarnos a la ley divina, lo cual supone purificarnos y enmendar los errores y los olvidos de muchas vidas. Nuestra escuela lo expresa muy simplemente con la expresión “disolver el karma”. Entonces podremos abandonar legítimamente este espacio e iniciar una nueva aventura con un mayor nivel de libertad, de amor, de conciencia, sin dejar atrás nuestras tareas pendientes.
Respetado Suryananda,
Coincidente su postura al menos con la mía, sin perder la esperanza que sean muchos más que comparten este pensamiento, y sabiendo que las respuestas desfavorables calan a cada pregunta del escrito, el pensamiento que me acosa hace rato ya es: Qué hacemos? ¿Qué hago? porque si bien la vida es un regalo divino es difícil no sentir rabia y dolor al ver toda la maldad que el ser humano ejerce sobre la fauna, la flora y el planeta! Reconocernos como un virus inexterminable que solo arrasa con todo cada segundo que respira. Cada día me convenzo más que lo mejor es la extinción definitiva del hombre sobre la faz de la tierra, así la fauna y la flora serán felices y la tierra esa enorme bola azulverdeblanco que se ve desde el espacio exterior.