Si hiciéramos un recuento de lo que en este preciso instante configura lo que estamos viviendo en cualquier ámbito, es probable que surjan contradicciones en nuestras reflexiones, en razón a lo que ha sido nuestra experiencia personal.
De un lado saber que no es una, sino múltiples las elecciones que en el pasado hicimos para que el hoy sea tal cual es, nos puede colocar el presente ante el resentimiento, reclamo, culpa o en contraste ante gratitud, aceptación o perdón; depende de qué tanto nos conocemos y reconocemos respecto a quienes éramos entonces.
Es una síntesis muy propia a la cual es preciso llegar tras una reflexión muy honesta en nuestro interior, donde caben todas las preguntas, aunque parezcan absurdas o sintamos miedo porque la respuesta puede ser algo que no hemos querido ver en nosotros y evadimos para no asumir nuestra responsabilidad en acciones u omisiones determinantes en nuestro presente.
Recordemos que la configuración de este plano que habitamos, bajo las variables espacio – tiempo, delimita con exactitud el campo donde operan leyes que nos ajustan para que, si así lo decidimos, nuestra evolución sea posible. Nada es azar y todo obedece a un orden.
En la obra literaria Ilusiones de las más reconocidas del escritor estadounidense Richard Bach, se aborda un recuento propio a modo de analogía sobre creencias, maestros, verdades y el velo de la maya bajo el cual sucede la experimentación del alma y los procesos inherentes a nuestra transformación de conciencia.
En el libro hay muchas frases hermosas y válidas para hacer reflexiones importantes, pero una especialmente es invitada hoy a este texto porque puede recoger el contexto de lo que la obra acerca. Especialmente para acercarnos al presente sin reclamo por muy intenso que pueda ser para nosotros lo que estemos viviendo.
“Todos los seres, todos los acontecimientos de tu vida, están ahí porque tú los has convocado. De ti depende lo que resuelvas hacer con ellos”.
Por muy abrumadora que pueda ser la circunstancia actual, es por correspondencia el lugar adecuado para resolver y esto conlleva desde concluir pendientes, otorgar perdones, reconocer responsabilidades, que en cualquier sentido nos lleven a lo que mejor se puede hacer con todo esto: Sanar.
De momento puede que no comprendamos completamente las circunstancias vigentes, pero serán siempre transitorias mientras asumamos una actitud de resolución desde el aprendizaje y la evolución para no demorarnos más en culpas, apegos y vicios de conciencia que nos retrasan.
Lo importante es que hagamos algo y atender las situaciones presentes evitando distraernos o evadirlas por temor a revelarnos más de nosotros mismos, cuando lo que se nos propicia es una gran oportunidad de aceptación y perdón para trascender.
Aceptación y desapego. En esto estoy trabajando, avanzo y retrocedo, pero sigo. Espero llegar.