Helen Adams Keller, escritora, oradora y activista política sordociega estadounidense, nació como niña sana el 27 de junio de 1880 en Tuscumbia, Alabama. Tras una grave enfermedad a los 19 meses perdió totalmente la visión y la audición, lo que la hizo incontrolable. A sus seis años los padres acudieron a la Institución Perkins para Ciegos (Boston) y enviaron a Anne Sullivan, una maestra excepcional de 20 años que permaneció con Keller hasta 1936.
Con amor y disciplina Sullivan le enseñó a Keller a asociar trazos sobre la palma de su mano con las cosas, a leer y a escribir. Por petición de Keller, Sullivan la llevó a la Escuela Horace Mann para Sordos (Boston), donde aprendió a leer labios al tacto y a hablar. Con Sullivan a su lado, Keller se graduó en la Escuela Cambridge para Señoritas y fue la primera sordociega en obtener la licenciatura en Artes (Cum Laude) en Harvard.
Escribió sobre sus discapacidades para Lady’s Home Journal y The Century, entre otras. Se afilió al Partido Socialista, a la Unión Americana de Derechos Civiles y se convirtió en una destacada defensora de los derechos de los trabajadores y del sufragio femenino.
Entregó sus más puros ideales a la Fundación Americana para Ciegos durante más de 40 años, viajó a 35 países de varios continentes como conferencista y emisaria del gobierno estadounidense, conoció a todos los presidentes (de Cleveland a Johnson), se reunió con líderes como Churchill, Nehru y Meier, y logró que surgieran iniciativas de ayuda a los ciegos, llevando su aliento a millones de ellos.
Autora de 14 obras (1903-1967) esencialmente autobiográficas, destacando “La historia de mi vida”, traducida a 50 idiomas y reimpresa hasta hoy; escribió, asimismo, unos 475 discursos y ensayos sobre temas diversos como el control de la natalidad y la energía atómica, entre otros.
Recibió la Medalla de la Libertad entre muchos otros honores y reconocimientos. Falleció el 1 de junio de 1968 en Easton, Connecticut.
Fotografía: Helen Keller (izquierda) y su maestra Anne Sullivan (derecha).