La naturaleza, la tierra y los seres humanos (y III)
Por Ana Luz Borrero / SKY Ecuador
Las relaciones del Hombre con la Naturaleza, donde se toma en cuenta lo espiritual, han estado presentes en la historia de la humanidad. El Ser Humano, diseñado para vivir en este planeta y sistema solar, forma parte de la Naturaleza, que es perfecta en sus Leyes, que responden a la gran Ley Cósmica. La filosofía del Samkhya Yoga, una filosofía práctica que explica el mundo, nos habla del Purusha/Espíritu y de la Prakriti/Naturaleza, esta última podría denominarse como la Gran Naturaleza. La Tierra parte de la Gran Naturaleza o nuestra Madre Naturaleza es llamada Bhumi Mata, una de las formas de la Madre o Devi.
Según esta filosofía, en la Naturaleza hay tres densidades: “materia, energía y espíritu, para finalmente alcanzar la forma cósmica que las contiene a todas.” [1] Las tres gunas materia (tamas), energía (rajas) y espíritu (satvva). Dentro de esta concepción, por ejemplo para Shri Anirvan, tanto “el hombre y el árbol pertenecen a la gran naturaleza”[2], este Maestro decía también que tanto la naturaleza como el espíritu están ligados, para ejemplificar cuando se llevaba un bocado de arroz a la boca, indicaba a sus más cercanos discípulos: “El alimento es una materialidad que nutre el espíritu”. Los Vedas enseñan que existe un Padre en el cielo y una Madre en la Tierra, Purusha/Prakriti.[3] Para los Vedas, la Persona Cósmica o Purusha es el aspecto inactivo masculino de una dualidad, que se manifiesta a través de su contrapartida femenina llamada Naturaleza o Prakriti, que son complementos inseparables, toda forma de manifestación lleva esta dualidad (Shiva/Shakti).[4]
El ser humano en su experiencia de vida puede percibir, sentir y vivenciar la naturaleza en cada momento del día, el cambio de densidad de la materia, estas tres densidades, por ejemplo, están presentes sobre todo en los sandhyas, es decir, en el momento de la aurora, al medido día (zenit) y en el crepúsculo. Es apropiado el canto del Gayatri Mantra, para quien conoce la importancia de su bendición. El sandhya matutino permite el cambio de la densidad de la noche hacia la luz solar del nuevo día, el vespertino muestra a su vez también la densificación, dejándonos el sol en ciertas latitudes del mundo, sus colores y arreboles. Sandhya en realidad significa conexión, cuando los pueblos pierden su conexión con el ciclo diario del Sol, considero, que también está en peligro su conexión con la naturaleza y consigo mismos. La aurora en realidad simboliza la fuerza intermediaria de la Shakti, es la “luz que comienza a brillar en la noche oscura.”[5]
La mirada maravillada del hombre sobre la Naturaleza/Espíritu y sus impresiones han sido cantadas en las antiguas epopeyas, como es el caso del Ramayana, en los eternos poemas anónimos, así como los sabios poetas de diferentes culturas, lenguas y pueblos. Muchos de ellos dejan ver a través del verso y el sentimiento cuando el ser humano se siente parte de la naturaleza, de este mundo terreno, de este mundo entre el “cielo, la tierra y las aguas,” dotado de la densidad material, pero alimentado también por el espíritu. El plano físico, el del planeta Tierra, es el plano del juego o lila de la experimentación. La relación naturaleza-hombre, donde este es una parte de ella, con su consciencia, sus sentimientos, su cuerpo, alma y su mente, se refleja bellísimamente en un poema escrito por Kabir, el gran poeta y místico de la India medieval, quien allá por el siglo XV escribía:
“No busques el jardín florido,
oh amigo,
no lo busques, en tu cuerpo florece
el más glorioso de los jardines.
Siéntate en el loto de mil pétalos
Y contempla la infinita Belleza.”[6]
La conciencia de ser parte del todo, de compartir la naturaleza de los minerales, de la hierba, del musgo y de los pájaros, está presente en uno de los más renombrados poemas escritos por el poeta estadounidense Walt Whitman, reconocido como el cantor del Yo y de la naturaleza, del cuerpo y del alma. Whitman escribió la obra Hojas de hierba en 1855, cuya lectura llenó nuestras tardes de juventud.[7]
“Creo que una hoja de hierba, no es menos
que la diaria trayectoria de las estrellas,
y que una hormiga es perfecta,
y un grano de arena,
y el huevo del reyezuelo,
son igualmente perfectos,
y que la rana es una obra maestra,
digna de los señalados,
y que la zarzamora podría adornar,
los salones del paraíso,
y que la articulación más pequeña de mi mano,
avergüenza a las máquinas,
y que la vaca que pasta, con su cabeza gacha,
supera todas las estatuas,
y que un ratón es milagro suficiente,
como para hacer dudar,
a seis trillones de infieles.
Descubro que en mí,
se incorporaron, el gneiss y el carbón,
el musgo de largos filamentos, frutas, granos y raíces.
Que estoy estucado totalmente
con los cuadrúpedos y los pájaros…”
La belleza del mundo terreno, de esta hermosa Tierra, puede también ser expresada de la manera que sentía el Señor Rama, cuando expresa la belleza de la naturaleza que rodeaba a él y a su hermano Lakshman, en búsqueda de su amada Sita secuestrada. El poeta Valmiki autor de la antiquísima epopeya, describe las impresiones de Rama, cuando están junto al lago Pampa: abundante en flores y peces. Rama al comienzo se sintió deleitado, pero al recordar el secuestro de Sita, preso de amor por ella y sintiendo profunda separación, habló de la siguiente manera: “Al estar este lago adornado con flores de lotos y azucenas, con variedades de árboles de toda descripción, y rodeado de encantadoras montañas, ciertamente es precioso y complaciente contemplarlo. Pero, atormentado como estoy, con el triste pedido de Bharat y el rapto de Sita, este mismo lago pintoresco, sus bosques y sus frescas aguas aumentan Mi aflicción”.[8] Muchos de los habitantes de este planeta nos sentimos así, cuando sufrimos la experiencia de la separación del Espíritu, Padre o Consciencia (Sita), por más que la Tierra nos ofrece sus maravillas, nos olvidamos que este es Nuestro Planeta Favorito.[9]
Fuentes consultadas:
[1] Lizelle Reymond y Shri Anirvan. (1969). La Vida en la Vida. Buenos Aires: Hachette S.A./ colección Ganesha.
2 Ibíd., p. 47.
3 Ibíd. p. 122.
4 Alain Daniélou. (2009). Dioses y Mitos de la India. Girona: Atlanta.
5 Ibíd. P. 47.
6 Kabir. (2000 ed. español). Cánticos de la Esencia, Ediciones Elaleph.com. Poema Número IV, responsable de la edición en español, Reynaldo Jiménez. p. 34.
7 Walt Whitman. (2016). Hojas de Hierba. Greenbooks editore, edición digital. https://books.google.com.ec/books?id=WgqhDAAAQBAJ&lpg=PP1&hl=es&pg=PT2#v=onepage&q&f=false
8 Shri Sita Ram Foundation, USA, (2014). En Valmiki. Ramayana, II parte. Capítulo: “El Empeño que todo lo puede”. Delaware, Serie Cásicos de la India, Laxman Publicity & Publishers. LLC. p. 340.
9 Meditación con la Madre Shaktiananda, Escuela Valores Divinos, 7 de octubre de 2020.
muy bonito articulo y completo Ana Luz. es cierto, la naturaleza es nuestro escenario de vida y debemos adornarla, cuidarla, defenderla