Konstantinos Gavras, cineasta francés de origen griego, nació en Atenas el 12 de febrero de 1933, de padre ruso y madre griega. Estudió literatura en La Sorbona y luego cumplió su anhelo formándose en la Escuela de Altos Estudios Cinematográficos, ambas instituciones en París. Fue asistente de importantes cineastas como René Clair, René Clement, Yves Allègret y Jacques Demy, y conoció a Yves Montand y Simone Signoret, destacados actores que dirigió posteriormente.
Debutó como director con el thriller “Los raíles de la muerte” (1965) que logró buenas críticas en Francia y EEUU. Cuatro años después, tras haber leído “Z” de V. Vassilikos, escribe el guión junto a Jorge Semprún, acude a Jacques Perrin para producir la película y tanto Trintignant como Montand aceptaron actuar con una paga baja. “Z” (1969), su primer filme de denuncia, alcanza gran éxito internacional, obtiene el premio del jurado en Cannes, el Óscar a la mejor película extranjera y dos nominaciones a mejor director y mejor adaptación-guión.
Costa-Gavras se caracateriza por ser un director de denuncia sociopolítica con un matiz neutro, sin caer en clichés ni maniqueísmos, que levanta duras críticas. Delata la persecución comunista en la Unión Soviética y Europa del Este (“La confesión”, 1971), expone la injerencia estadounidense en las dictaduras africanas (“Estado de sitio”, 1972) y Latinoamericanas (“Desaparecido”, 1982), siendo esta última acreedora de un Óscar, de la Palma de Oro y mejor actor en Cannes, de dos BAFTA y varias nominaciones. De los EEUU profundos devela el racismo en “El sendero de la traición” (1988) y el cobijo de nazis en “La caja de música” (1989), la cual ganó el Oso de Oro.
Otras obras premiadas son “Sección especial” (1973), “El capital” (2012), “A puertas cerradas” (2019) y “Amén” (2002), sobre la presunta complicidad entre la Santa Sede y Hitler.