Èdouard Manet, pintor impresionista francés, nació en París el 23 de enero de 1832 en el seno de una familia acomodada, cuyo padre era magistrado. No siendo buen estudiante, trató de escapar de la imposición paterna en dos oportunidades, al intentar entrar en la Escuela Naval, pero fue rechazado en ambas.
Luego logró el apoyo para estudiar pintura con Couture durante 6 años. Vivía en el Louvre copiando a grandes maestros como Tiziano, Rembrandt, Goya y Delacroix, y viajó por Europa. España lo impactó especialmente, en particular Velázquez, quien ejerció en él gran influencia.
Manet estableció su propio estudio y entabló amistad con artistas como Degas y Monet, y literatos como Baudelaire y Zolá. Exponiendo en el Salón Oficial, algunas de sus obras comenzaron a ser reconocidas. No obstante, resultó ser un artista rebelde y original. Sus obras “Almuerzo sobre la hierba” y “Olympia” escandalizaron y fueron rechazadas por el Salón y la Exposición Universal.
Luego de un período oscuro descubre la luz y adopta una técnica de pinceladas directas, rápidas, con amplias áreas de color. Sus admiradores fueron los jóvenes impresionistas con los que mantenía buenas relaciones, sin embargo, nunca participó en sus exhibiciones independientes.
Pintor controvertido que no quiso ser identificado con ningún movimiento, y generó muchos puntos de vista: el pintor más puro, un pintor simbólico y críptico, el primer pintor moderno, de vanguardia, e inclusive el último de los viejos maestros. Otras de sus obras destacadas fueron “El pifano”, “La cantante callejera” y “Lola de Valencia”.
Considerado el padre del impresionismo, fue distinguido con la Medalla del Salón en su Segunda Clase y nombrado Caballero de la Legión de Honor.
Murió en París el 30 de abril de 1883.