La desconexión interna y las distracciones del afuera nublan la capacidad del ser humano de desarrollarse espiritualmente. Ha evolucionado, sí, pero la razón principal de su estancia en este plano de manifestación la ha ido relegando, entregándose a formas más básicas de expresión y vida.
Por la ignorancia que nos gobierna a razón de nuestra inconciencia y nuestro olvido, hemos pasado por alto el motivo único de nuestro andar por este planeta, evolucionar hasta alcanzar la iluminación, la unión con el Ser.
Existen otras formas de vida, sí; como el reino mineral que a pesar de que no tiene la capacidad de reproducirse, ha ido cambiado su presencia en la corteza de la tierra en el transcurso de la evolución. Algunos fueron creados por las fuerzas tectónicas y volcánicas terrestres, y otros son el resultado de organismos vivos.[1]
O como el reino vegetal, que partió desde la simbiosis de bacterias, que originaron las algas a orillas del mar y de allí comenzaron a evolucionar hasta convertirse en organismos complejos con semillas, raíces, hojas, tallos, frutos y flores; capaces de desarrollar mecanismos de defensa y comunicación bastante avanzados.[2]
Y por supuesto el reino animal, que ha ido modificando su anatomía y comportamiento con el fin último de adaptarse a las condiciones del ambiente en el que viven y así lograr su supervivencia.
Estos diversos reinos con sus cualidades variopintas a nivel evolutivo, son capaces de conectar con concepciones de energía, pero ninguno tiene la configuración genética que tenemos los seres humanos para alcanzar las frecuencias del sol, la Iluminación, el Nirvana. Así de benditos somos, y nuestra ignorancia nos lleva a desconocernos y negarnos esa sublime posibilidad.
Actualmente, vivimos con una mente inquieta, sobre-estimulada, agitada, con la conciencia alterada. Para alcanzar la iluminación es necesario llevar a la mente al otro extremo, aquietarla, ganar fuerza para trascenderla y tomar conciencia de nuestra naturaleza lumínica, de nuestra capacidad de unión con el Ser.
Se dice que son cinco los peldaños que hay que atravesar en el camino del sendero interno para alcanzar la Iluminación. El primero de ellos es la atención, donde tenemos que mantener firme la toma de conciencia, centrarnos en sostener la mente en el área donde nosotros elegimos estar, no donde algún otro nos quiera llevar. Debemos comenzar a respirar rítmicamente, conscientemente.
Segundo, la concentración, es decir, la capacidad de mantener la atención en un objeto específico, yendo de lo groso a lo más sutil. Aislar los sentidos, orientar a la mente a alejarse de las distracciones externas; de esta forma lograremos desarrollar grandes poderes de observación, nuestros sentidos se harán más agudos. Cuando aprendemos a concentrarnos de forma consciente, somos capaces de ver más, oír más, sentir más en nuestro día a día.
Tercer peldaño, la meditación que es un estado más profundo de concentración, pero sin esfuerzo, reposada. La mente se hace una con el objeto específico donde hemos mantenido nuestra concentración, la mente no está distraída, el esfuerzo de voluntad disminuye, aquí se abre la energía del objeto elegido y permite resonar a través de él.
Cuarto, la contemplación que viene como consecuencia de la meditación, es ir mucho más profundo, hacia dentro de la energía misma, podemos ver el objeto como luz.
Y luego del profundo y entregado proceso por los primeros cuatro peldaños, llega el último que es la Iluminación, el espacio vacío, la nada misma. El estado supra consciente, en el cual se experimenta, junto con el gozo y el conocimiento total, la realidad del Absoluto. La Unidad.[3]
De modo que no estamos en este planeta para adquirir propiedades, dinero, lujos; estamos aquí para alcanzar la iluminación, realizar al Ser. Ir hacia dentro de nosotros mismos, nos cueste las vidas que nos cueste, tenemos que ser capaces de liberarnos de la mente, el cuerpo y las emociones para alcanzar la unión con lo Divino.
Queda mucho camino por andar, para liberarnos del círculo de nacimiento y muerte, pero ¿estás dispuesto a fortalecer y avanzar desde dónde estás? O ¿seguirás entregado al olvido?
Fuentes consultadas
1 Fundación Miguel Lillo. La evolución mineral y su relación con la biología. https://www.lillo.org.ar/instituto-de-mineralogia-y-petrografia/coleccion-de-minerales-y-rocas/la-evolucion-mineral
2 Consejo Nacional de Humanidades Ciencias y Tecnología. ¿De dónde vienen las plantas? https://inecol.mx/inecol/index.php/es/2013-06-05-10-34-10/17-ciencia-hoy/1087-de-donde-vienen-las-plantas
3 Patanjali. “Yoga-Sûtra”. Editorial Sirio. 2014º
La Unidad, el Espacio Vacío, la Nada. Ahí vamos.
“. Así de benditos somos, y nuestra ignorancia nos lleva a desconocernos y negarnos esa sublime posibilidad”
Me quedo con está frase ! Encanta reconocer lo divino en mi humanidad. Gracias mi hermosa Luisa 😘
Muy interesante el artículo nos hace reflexionar e ir hacia dentro y cuestionarnos que espacio ocupo en el infinito si es que hay un espacio
Me interesa seguir avanzando en la posibilidad de crecimiento espiritual para sentirme parte de el todo de manera consciente.