Lucio Septimio Severo, emperador romano, nació el 11 de abril de 146 en Leptis Magna, Cartago (Libia), de ascendencia materna itálica y paterna cartaginesa-bereber. Dos de sus tíos fueron cónsules y su primo/tío Cayo Septimio Severo, procónsul de África, impulsó su carrera política promoviendo su entrada en el Senado. Desempeñó diversos cargos, desde cuestor hasta cónsul sufecto, desde Hispania hasta Siria y Panonia Superior (frontera del Danubio) con tres legiones bajo su mando.
Tras los asesinatos de los emperadores Cómodo y Pertinax, el cónsul Didio Severo Juliano compró el trono a la Guardia Pretoriana, las legiones de Septimio Severo lo nombraron emperador y tras cuatro años de conflictos y victorias sobre otros candidatos y sus ejércitos, logra de nuevo la unidad del Imperio y, en 193, fue reconocido por el Senado. Su gobierno se extendió desde el 9 de abril de 193 al 4 de febrero de 211 y lo ejerció junto a sus hijos varones Caracalla y Geta.
Durante su reinado atendió especialmente el sector militar: incrementó el número de legiones, aumentó el salario desequilibrando las finanzas, mejoró el abastecimiento y permitió la oficialización conyugal de los soldados y la formación de familias. Consolidó el poder civil a través de su séquito incorporando también originarios de África, de Siria, de Atenas e itálicos. Restauró, amplió y construyó diversas edificaciones en Roma y en su ciudad natal, reforzó las fronteras africanas, orientales y recuperó las británicas.
Buscó la armonía religiosa a través del sincretismo, sin embargo, persiguió a las dos religiones que no se acogieron a él, la cristiana y la judía, y fue perticularmente cruel contra los cristianos del norte africano.
Primer emperador de origen africano y fundador de la dinastía de los Severos, falleció en Britania en 4 de febrero de 211.