“A dieciséis millas de este lugar hay un árbol. Alrededor del árbol hay tigres, osos, escorpiones y serpientes. En la parte superior del árbol hay una serpiente muy gorda, en su cabeza hay una jaula pequeña y en la jaula hay un pájaro. Mi alma está en ese pájaro.” –
Cuento tradicional de la India.
El símbolo del ave ha sido objeto de una persistente aparición en las mitologías, sueños visiones y sonoridades a lo largo de los milenios. El encantamiento explícito en las voces que desprenden las aves, sus formas manifiestas de libertad, de orden y armonía, se han dispuesto como pantalla proyectiva (dada esta urgente necesidad de la psique para representarse a sí misma), para la manifestación artística y simbólica de las cualidades del alma.
Eleanor Ratcliffe, profesora de psicología ambiental en la Universidad de Surrey, estudió el efecto de los sonidos de los pájaros para restaurar la atención y disminuir el estrés, en 174 residentes británicos que escucharon, calificaron y comentaron 50 sonidos de aves diferentes. La investigación encontró que algunos sonidos de pájaros ofrecían alivio ante la fatiga mental y el estrés, dependiendo del tipo de ave y las asociaciones personales, dependiendo de factores colectivos y musicales, así como de las experiencias previas en relación al estímulo ofrecido.
La percepción cultural también mostró tener un papel relevante. Un participante asoció a los búhos con el miedo y la muerte, sin embargo, en muchas culturas los búhos son venerados, simbolizando sabiduría e inteligencia. Ratcliffe encontró que los niveles de restauración mental también dependerán del tipo de sonido del pájaro, es decir del aspecto netamente musical.
En conclusión, a estos estudios, si el canto de las aves se usara en terapia de salud mental, tendría que adaptarse a las particularidades de cada persona. Las teorías sobre por qué la naturaleza tiene un efecto curativo en nosotros, tienen que ver primero, con la evolución de la especie: una tendencia a preferir la naturaleza, con entornos que contienen recursos como agua, plantas y animales hay que son lugares donde el hombre ha podido sobrevivir y prosperar. De cierto modo, es como si el canto de los pájaros indicara que la vida ya está presente, lo cual implica en cierta medida, prosperidad.
La segunda teoría toma en cuenta cómo nuestro cerebro procesa la información y se enfoca solo en determinadas tareas. La teoría sugiere que la naturaleza nos ayuda a superar el cansancio, ya que tiene estímulos agradables sobre los cuales enfocarse, ya que no implican el procesamiento de áreas del cerebro de análisis, cálculo o lenguaje verbal. Nos da un descanso de otros desafíos cognitivos en el entorno, lo que nos permite reponer la energía que hemos perdido.
Desde un punto de vista arquetípico-psicológico, Juan Eduardo Cirlot comenta en su diccionario de símbolos, que el ser alado es un símbolo de espiritualización, tal como lo describe el cuento hindú introductorio a esta columna. El pájaro, según Jung, “es un animal benéfico que representa espíritus o ángeles, ayuda sobrenatural, pensamientos y vuelos de fantasía”.
En el lado más sombrío, las sirenas aladas representan el dominio de los aspectos del ánima dominante (polaridad femenina en desbalance), amenazando con encantar, enloquecer o hacer naufragar al peregrino (Ulises).
En el ámbito musical, peregrinos del alma y el sonido como Charlie Parker, el gran saxofonista de jazz. Se dice que cuando no le permitían la entrada a los locales de música en vivo, se quedaba en la parte de atrás, en un espacio abierto o un jardín trasero. Se quedaba afuera, escuchando a la banda y tocando, muy a su manera, sobre la música. Ese hecho hizo que fuera conocido como Yardbird (pájaro de patio trasero), que acabó acortándose a “Bird”, el apodo con el que sería conocido popularmente.
“Ornythology” de Charlie Parker, es un swing bop de alegre melodía al unísono, con intercambios breves de solistas que recrean el chispeante canto de aves.
En el ámbito más clásico y académico europeo del siglo XX, Oliver Messiaen expresa el arquetipo del músico que se compenetra profundamente con la naturaleza. Desde los 18 años, empezó a recopilar cantos de aves, pasando largas horas en las que se sentaba a escuchar las melodías de los pájaros que anotaba cuidadosamente. Llegó a tener amplias muestras, que le permitían estudiar cómo variaba el mismo canto en función de su entorno: el clima, la hora del día o el resto de especies del ecosistema. Fue así como el compositor se convirtió en un eminente ornitólogo, pudiendo reconocer casi cualquier pájaro a través del oído.
La presencia de las aves en sus obras, es especialmente rica en Réveil des oiseaux (El despertar de los pájaros, 1953), Oiseaux exotiques (Aves exóticas, 1955-56) o Petites esquisses d’oiseaux (Pequeños bocetos de pájaros, 1985). Su Catálogo de aves, (1956-58) contiene 77 melodías de aves agrupadas en 13 cuadernos y 7 libros. Cada cuaderno cuenta con un ave “solista”, que da nombre al grupo, y otros pájaros de su entorno.
Acercarse desde aquí a esa perfecta asociación entre música y aves, deja la sensación de que sumergirse en estas sonoridades, es el paso que da el alma en su anhelo por elevarse en alas de música iluminada.
Fuentes consultadas:
- Cirlot, J. (1990). A Dictionary of Symbols. London. Routledge.
- Ratcliff, E. (2015). Restorative perceptions and outcomes associated with listening to birds. https://openresearch.surrey.ac.uk/esploro/outputs/doctoral/Restorative-perceptions-and-outcomes-associated-with/99515682602346
- S. Fuentes (2022). Messiaen y los Pájaros. Revista Fugato. https://revistafugato.com/2022/09/07/messiaen-y-los-pajaros/
Donde vivo debido a la presencia de árboles escuchar el canto de los pájaros particularmente en la mañana es algo común, es increíble la variedad de sonidos e intensidades que además varían con
la época del año, es una conexión con la naturaleza aun viviendo en una ciudad, he tenido experiencias
peculiares con pájaros y los he visto anidar en mi balcón, sus cantos es música natural, me encantó el artículo.