El sentido físico del tacto como órgano en el que reside la piel, es el más extenso del cuerpo y en consecuencia el de mayor interacción con el medio externo, definir el tacto no resulta fácil. Quizás porque es el único sentido multimodal, capaz de detectar diferentes tipos de estímulos específicos o cualidades de un objeto.
Los vedas, hace más de 5.000 años a.C. ya habían estudiado y clasificado los sentidos (Indriyas) como puertas que dispone el cuerpo humano, que comunican el exterior y el interior de cada quien. Los Rishis en sus revelaciones proponen, la observación consciente, activa e intencional de estos aspectos, como parte importante de la meditación Yoga, propuesta para conocer la Verdad, la Realidad, el Ser, la Consciencia pura. Esta no se puede oler, gustar, ver, tocar o escuchar, se debe entonces trascender la percepción de los sentidos.
De la observación y control de los Indriyas se adquiere el dominio de la mente conocido como Pratyahara para posteriormente, lograr el Darhana, el Dyhana y finalmente, la realización o el Samadhi. Sin embargo, como sabemos, son muy pocas las personas que experimentan la Auto-Realización y una de las principales razones de este hecho, es la obsesión o la adicción hacia las sensaciones.
Es en la piel donde se encuentran los órganos sensoriales responsables de detectar las diferentes cualidades de la sensibilidad que se integran en el tacto. Posee un sistema que detecta la consistencia, las vibraciones, o las rugosidades de los objetos, los receptores que se relacionan con el dolor (nociceptores), con la temperatura (termoceptores) o con la humedad (higroceptores). Un estímulo mecánico, presión o estiramiento de la piel, por ejemplo, se transforma en un impulso eléctrico que tras un largo recorrido alcanzará la corteza cerebral para interpretarse.
Pero su funcionamiento físico es aún más enreversado ya que también tiene con sus percepciones (los vedas lo ubican en el cuarto chakra o del corazón, anahata) un papel afectivo, social y cultural a través de la experiencia y o costumbres de cada individuo, de allí nociones como, cuando no hay entendimiento, es cuando hemos perdido el tacto.
Lo que conocemos como tacto, o lo que el cerebro percibe como tal, es una integración compleja de lo que transmiten distintos tipos de órganos sensoriales presentes en la piel, que todos ellos se denominan corpúsculos sensitivos, esa extensa zona, donde se originan estas señales es lo que posteriormente interpretará el cerebro en sus diferentes cualidades. Es un órgano con gran actividad funcional y metabólica, con capacidad de regenerarse, es impermeable, resistente y flexible, transpira y se mantiene siempre activo. Protege, regula la temperatura corporal. En la dermis es donde se encuentran esas formaciones nerviosas sensitivas, o corpúsculos sensitivos.
En un orden más amplio lo corpóreo, como receptor de sensaciones, nos muestra la construcción del deseo, encarnando la búsqueda por saciar sus necesidades vitales.
El entendimiento produce la relación causa-efecto, haciendo perceptible el mundo, en una primera instancia, con los datos suministrados por los sentidos que se traducen en sensaciones de placer o dolor, al mismo tiempo, lo corpóreo posibilita el despliegue de la acción de la conciencia y es a partir de esta que se propone el dominio de estas puertas para llegar al individuo interior que somos.
Desde los vedas se nos precisa a realizar observación consciente de su funcionamiento y campo de acción hacia lo externo y lo interno. El tacto como un sentido cognitivo (jnanendriya) es una de las llaves a nuestro interior y su control nos conduce al desapego, en la acción medidativa. La práctica de soltar es inherente al tacto, se puede intuir con esto, que la pericia alcanzada nos acerca al logro.
Cuando uno se hace consciente del tacto, este sentido nos lleva a percatarnos de alguna parte de la piel, donde se encuentran los nervios sensitivos, pero, no se debe olvidar que este indriya funciona desde el centro cardiaco o anahata que es desde donde uno siente.
El dominio de cada sentido y así el tacto, nos permite experimentar y superar lo externo, dirigirnos al interno. Como se mencionó anteriormente, el alcance de Pratyhara; cuando se ha educado y aislado cada indriya, ese control de retraer o replegar los sentidos es un peldaño o estado previo al dharana y al dhyana caminos fundamentales hacia la realización plena. Al Ser.
Fuentes consultadas:
- Entrenamiento de los Diez Sentidos o Indriyas en la Práctica del Yoga Tradicional por el Sw Jnaneshvara Bharati (https://www.swamij.com/spanish/EntrenarlosDiezSentidosoIndriyas.pdf)
- https://simple-yoga.org/es/1-12-practica-y-desapego/
- https://ediciones.uautonoma.cl/index.php/UA/catalog/download/77/147/213-1?inline=1