Crecemos en busca de la felicidad, pero a través de la satisfacción de nuestros deseos. Creemos en lo que vemos, en la permanencia de las cosas, en la tangibilidad de los sentidos. Con el paso del tiempo nos autorregulamos y tratamos de adaptarnos al entorno de la manera que consideramos más saludable, pero esta experimentación se basa esencialmente en el apego, que siempre termina en la enfermedad del sufrimiento y el dolor.
El 8 de febrero se celebra el Día del Nirvana, el momento conocido por los budistas como el día en que Siddhartha Gautama alcanzó la iluminación, el estado de liberación de la mente, de las emociones, el empoderamiento del Ser sobre la Matrix, ese invaluable momento que surge aun cuando estamos vivos y el alma se une de manera indescriptible con la divinidad, con su divinidad, con la Buddheidad.
Pero, ¿Cómo se logra la liberación de la mente? ¿Cómo alcanzamos este estado?
En el Cannon Pali (colección de los antiguos textos budistas) Buddha nos dice que, a través del desarrollo benevolente del amor, de la compasión y de la alegría altruista se logra alcanzar este estado y explica que solamente a través de un Tathāgata “el que ha ido y venido» se puede emprender este viaje. Son las enseñanzas de un maestro o un Gurú las que pueden liberarnos.
Cada camino o sendero dentro del tránsito de liberación de la mente es diferente, pero las enseñanzas que abrazan este fin último, coinciden en que debemos abandonar las falsas convicciones el deseo y todo lo que produce el dolor. Estar atentos, conscientes y ser benevolentes ante el estallido de las condiciones humanas propias y colectivas. Abandonar los estados mentales y comenzar a contemplar la grandeza del Ser.
Debemos emanciparnos del Samsara, de esta sucesión indefinida de vidas a través del sufrimiento, finalmente trascender y atender nuestra propia demanda interna de autorrealización de autoconocimiento y dar inicio a una vida que camine con firmeza hacia la liberación.
Ante estos tiempos que transitamos y ante los que se avecinan es inminente comenzar la búsqueda y valorar el encuentro, solo nos queda trabajar duro para que podamos alcanzar el Nirvana.
Fuentes: “Mettasahagatasutta” en The World Tipitaka Edition, BHIKKHU BODHI (2000)
Excelente
Que seamos liberados!!!
Me encantan todos estos escritos y noticias ¡esos de sabiduría.
Namasté
Increíble que podamos alcanzar ese estado…
Agradezco tanto, tanto, el encuentro. Y sí, es arduo, y vale la pena, porque es la máxima aventura con mis amados Maestros guiándome hacia mi realización!