Este texto titulado Yoga, no nos equivoquemos con la supuesta simplicidad que encierra el término porque es todo lo contrario, forma parte de una serie de ensayos elaborados por varios discípulos de Ramakrishna Paramahansa (1836-1886) y que se encuentra en el libro “El Mensaje de Sri Ramakrishna”, publicado por primera vez en India en 1936. La versión en español vio luz en 1976. El Swami Ramakrishnananda (1863-1911), es el autor de esta intensa e ineludible pieza que nos aproxima al yoga de manera reveladora, sensata, iluminada y sin regodeo teóricos.
Por Swami Ramakrishnananda
Cada hombre en este mundo, sépalo o no, tiene algo de yogui. Un patán oyó un día a unos hombres eruditos hablar sobre prosa y poesía y pensó que estas debían ser cosas maravillosas más allá de su comprensión; pero luego quedó sorprendido al saber que había hablado en prosa toda su vida. De modo similar la mayoría de la gente piensa que el yoga es algo extraordinario y, por lo tanto, solamente muy pocas personas selectas pueden llamarse yoguis. La razón de esta creencia es que desconocen el significado del yoga. ¿Qué significa esta palabra?
Quiere simplemente decir concentración de la mente en una sola idea, imagen u objeto. ¿Es posible cumplir cualquier acción sin primero concentrar la mente en lo que se quiere hacer? Si un muchacho quiere aprender una lección, tendrá que concentrar en ella toda su mente, de lo contrario no la entenderá. Un orfebre, un arquero, un inventor, un pintor, un astrónomo y todo aquel que se destaca en cualquier profesión puede ser llamado yogui; pues todos ellos saben concentrar su mente en la sola cosa que eligieron y olvidar todo lo demás, al extremo de no percibir absolutamente nada aun cuando pase un elefante.
La palabra “yoga” ha sido usada por los sabios en diversos sentidos, entre los cuales mencionaremos aquí sólo cuatro, a saber: unión de un ser con otro; guiar la corriente del pensamiento hacia un solo objeto; calmar todas las olas mentales y concentrar la mente en un solo punto. La finalidad del yoga usado en cualquiera de dichos significados es la misma, la realización del Ser.
Los senderos para lograr este conocimiento del Ser son varios. Los yoguis usan diversos métodos para llegar a la meta, y a veces en el camino encuentran muchas cosas seductoras, como son los poderes sobrenaturales. Los que olvidan su Ideal y son atraídos por esos poderes, quedan varados. En general, dichos métodos han sido agrupados por los sabios en cuatro yogas. Ellos son: Mantra Yoga, Laia Yoga, Raya Yoga y Hatha Yoga.
Estos senderos fueron descubiertos en diferentes períodos por distintos sabios. Mantra Yoga significa lograr la concentración mediante la repetición de una sola palabra o sílaba que simboliza a Dios o la Verdad. Laia Yoga significa absorción de la mente en el objeto de la meditación, Esto lo practica todo el mundo en cualquier momento de la vida, pero como siempre es por breves instantes, no produce buenos resultados. Explicaré este yoga más claramente. Si estamos sentados en una habitación e imaginamos un caballo, inmediatamente aparece un caballo ante nuestra visión mental. ¿De dónde viene este caballo? No está presente ningún caballo real, sin embargo, veo un caballo delante de mí. La conclusión natural es que, no existiendo otra sustancia con la que pudiese haberlo hecho, la mente ha creado al caballo con su propia sustancia, o dicho con otras palabras, la mente misma ha tomado la forma de un caballo. Esto demuestra que toda vez que imaginemos o pensemos en un objeto, nos transformamos en ese objeto. Por lo tanto, el que piensa en Dios se trasforma realmente en Dios. Esto es Laia Yoga. La gente mundana ocupa su pensamiento en otras cosas y tiene el resultado correspondiente.
El principio fundamental del Raya Yoga es el control de la mente y la respiración. Explicaré por qué es necesario el control del aliento para poder gobernar la mente. Podemos observar que cuando pensamos profundamente, nuestra respiración queda controlada. Dado que esta retención de la respiración se da invariablemente como consecuencia de una concentración mental, se concluyó que la concentración habría de resultar con certeza si se controla y retiene la respiración. Por lo tanto, el control del aliento es considerado como un medio para lograr la concentración mental. Este proceso es llamado pranaiama. El Raya Yoga trata del pranaiama y el control de la mente.
Consideremos ahora el Hatha Yoga. Los primeros en enseñar este método fueron los sabios Markandeia y Goraksha. Markandeia dividió este yoga en ocho partes, lo cual concuerda con el concepto de Patanyali. Goraksha, en cambio, solo menciona seis etapas, a saber: postura, control del aliento, desconectar la mente de todos los objetos exteriores, esfuerzo por concentrarla dentro de un confín determinado, meditación y estado supraconsciente en el cual el mundo externo se desvanece.
Los Hatha yoguis prestan especial atención a la salud, considerando que un cuerpo sano es necesario para lograr la concentración. Antes, la salud era considerada como un medio para lograr un fin espiritual, pero hoy día la salud se ha convertido para muchos de ellos en un fin. De este modo, el sistema se ha corrompido y en la actualidad es raro encontrar un verdadero Hatha yogui. Cabe la pregunta: ¿Y por qué debemos concentrar nuestra mente? ¿Qué beneficio nos traerá esto? ¿Por qué debemos impedir que los sentidos se pongan en contacto con las cosas mundanas y perder así la felicidad que el mundo ofrece a todos?
La única respuesta que podemos dar es que ningún placer puede existir sin su correspondiente sufrimiento. Ningún placer sensorio dura siempre. Tiene principio y tiene fin. Todos desean felicidad permanente y se sienten sumamente desdichados cuando de repente la felicidad desaparece como un sueño. Esto sucede con todos los placeres mundanos; de ahí que no haya en ellos verdadera felicidad. En realidad, son enemigos con disfraz de amigos, pues traen consigo el dolor con apariencia de goce. Son por esta razón peligrosos y dañinos. El hombre prudente debe librarse de toda ilusión.
Solo de este modo podrá mantenerse a salvo viendo las cosas en su verdadera perspectiva. Además, el hombre adicto a los placeres sensuales es un esclavo de sus sentidos, de sus pasiones y apetitos. ¿Puede acaso un esclavo ser feliz? Tal hombre está sujeto a los sentidos y debe obedecerles como un esclavo obedece a un amo disoluto y tirano. Sólo en la libertad hay verdadero gozo. Cuando no estoy bajo el mando de nadie, cuando “soy el monarca de todo lo que contemplo en derredor”, entonces disfruto de placer real.
Alcanzar la libertad, es alcanzar la felicidad; y por ende la sensualidad no podrá conducirnos a la dicha. La dicha se consigue de otro modo. Cuando el hombre es amo de sus sentidos y se independiza de ellos, entonces empieza a gustar la bienaventuranza verdadera y entra en el reino del yoga. Avanzando en ese reino, gradualmente se vuelve omnisciente, disfruta de muy larga vida y adquiere el poder de mantenerla por mucho tiempo sin alimentarse, volviéndose cada día más independiente y por lo tanto más feliz.
Todo lo que el hombre sabe aquí en este mundo, por cierto, no lo ha sacado de los libros, sino que lo ha aprendido directa o indirectamente de la Naturaleza. Los libros solo relatan la experiencia del hombre con la Naturaleza, o sea que la Naturaleza es nuestro verdadero maestro. Cuando ella nos enseña, ganamos algo no solo para nosotros, sino también para los demás. Cuando James Watt estudió la naturaleza del vapor mirando una pava hirviente, contribuyó mucho al progreso del hombre. Benjamín Franklin descubrió la existencia de la electricidad en las nubes mientras remontaba una corneta y ahora la electricidad ilumina nuestras calles, hace correr nuestros vagones y lleva mensajes de cualquier punto de la tierra a otro en un instante.
Nuestros yoguis hindúes estudiaron profundamente este libro de la Naturaleza y descubrieron los medios para ir más allá de ella. Observando la naturaleza interna del hombre se tornaron omniscientes y omnipotentes. Descubrieron que el conocimiento se logra por la concentración de la mente. Posiblemente aprendieron esto viendo que los rayos del sol, por lo común incapaces de quemar un objeto, pueden hacerlo cuando son enfocados mediante una lente convexa.
Este poder de quemar en el foco es debido a que los dispersos rayos del sol convergen en un solo punto. Este hecho sugirió a los yoguis la siguiente consideración: Cuando la mente se dispersa saliendo afuera por las puertas de los varios sentidos, solo tiene el poder ordinario de conocer lo que sucede en el mundo externo y esto solo parcialmente; pero si se le impide que salga al exterior y se la concentra en una idea o en un punto, su poder aumenta inmensamente, como en el caso de los rayos solares, y entonces es capaz de percibir cosas extraordinarias, además de las comunes.
Los yoguis hicieron el experimento y tuvieron éxito. Aprendieron el intenso aumento del poder mental no solo de los rayos del sol, sino también de las corrientes de agua cuando son contenidas mediante diques y solo se deja una muy pequeña abertura para que fluya el agua, la cual entonces corre con multiplicada fuerza. De ahí concluyeron los yoguis que, si se le cierran a la mente todas las demás salidas y se la deja fluir por un solo canal, ella debe adquirir poderes antes desconocidos. De este modo se dieron cuenta de los poderes descomunales que es capaz de engendrar la concentración.
Para un principiante que desea practicar yoga, los sabios dan el siguiente consejo. El yogui debe elegir un sitio plano y limpio sin piedras o guijas y sentarse allí a meditar. El ambiente en derredor debe ser apacible y grato a su corazón. No debe haber nada que desagrade a sus ojos ni ruido repentino que moleste sus oídos. Es sabido que, si una persona a punto de dormirse oye un ruido súbito, el sueño la abandona y se siente muy molesta. De modo similar, quien está por lograr la concentración, si de repente oye un ruido o ve algo horrendo o desagradable, baja de las alturas de la meditación y experimenta mucha pena interior. Es por esta razón que un principiante debe practicar el yoga en un lugar solitario y agradable.
Los yoguis hablan de un tercer ojo. Los dos ojos físicos sólo pueden ver lo que tienen delante. En cambio, el tercer ojo puede ver lo que sucede en nuestro interior y también lugares muy distantes donde no llega la vista física. Este tercer ojo es llamado “ojo divino” y se halla en el entrecejo. El fin del yoga es abrir este ojo. Cuando la mente se calma, cuando las pasiones y deseos son desarraigados de la mente, este tercer ojo se abre y el yogui puede ver muchas cosas extraordinarias. Obtiene luego la paz eterna.
Realiza al Ser; maia o ilusión ya no le hacen mella. Muere como ser humano y resucita como Dios. Antes de alcanzar la meta, el yogui tiene experiencias extraordinarias. Tiene visiones divinas, ve formas espirituales, huele divinas fragancias y oye voces celestiales. A veces, dentro de su propio cuerpo, oye el sonido de una campana o la música de una flauta; a veces ve a su Ishta (ideal elegido) en el loto de su corazón. No es fácil explicar todos estos extraordinarios fenómenos que ocurren. Pero podemos decir que cuando una persona es afortunada de ver estas visiones divinas, su meta está muy cerca.
Cualquier progreso y éxito que la humanidad ha logrado desde la creación del mundo, tiene como causa la concentración de la mente. Los líderes de nuestra civilización en los tiempos antiguos fueron verdaderos yoguis.
Toda invención, todo nuevo descubrimiento es el resultado de la concentración. Los poetas, los filósofos, los hombres de ciencia, los estrategas deben ser primeramente yoguis; y sólo entonces pueden sobresalir. Son yoguis, aunque no se den ese nombre. Si a la rosa se le cambia el nombre, no por ello tendrá menos fragancia. Deben todos, por lo tanto, ser buenos yoguis si quieren convertirse en hombres ideales para la humanidad. Cualquiera sea la esfera de nuestra actividad, destacarás con seguridad si aprendes a concentrar tu mente. Siendo así el caso, ¿no es el deber de todos esforzaros al máximo para lograr la perfecta concentración?
La concentración es la fuente de riqueza inefable, material y espiritual.
Excelente explicación del yoga, muy lógico. Gracias.
Excelente la descripción de Yoga.